PP
Focus: Política
Fecha: 15/10/2010
Podría ser una parte de la matrícula de un automóvil, pero es un partido político que cubre todo el Estado español y que pretende posicionarse como un partido conservador y de derechas.
Lo de “conservar” está bien, pues no hay nada peor que dilapidar el fruto de algo acumulado con esfuerzo. Lo que ocurre es que el PP pretende conservar lo propio y agenciarse lo ajeno, para que la cuota de “conservación” sea mayor. No es de extrañar pues que lidere el ranking de corruptores y corruptos, entre sus militantes y simpatizantes. Lo curioso y sorprendente es que se sienten orgullosos de ello.
Bien es cierto que este modelo de comportamiento les ha resultado exitoso y ha generado grandes y medianas fortunas, que el aparato judicial apenas ha sancionado y, cuando lo ha hecho, ha llegado tarde y mal. Mucho ruido (como en el caso Malaya) y nula efectividad.
Que unos centenares de tipos mediocres hayan alcanzado notoriedad y abundantes ingresos en poco tiempo ha actuado como factor estimulante, lo que ha ampliado la militancia del partido. En España dicen contar con 700.000 militantes, todos dispuestos a lograr mejores cotas. Y a exigir aquello de “¿Y de lo mío qué?”.
En cuanto a la “derecha”, el PP está bien nutrido. Hay un franquismo de fondo que todo lo contagia, unas estructuras de poder de corte caciquil, un peso de la burocracia (en todos los estamentos del Estado), un pequeño aunque destacado grupo de “nuevos financieros”, unos gestores de empresas privatizadas y un grueso remanente de “pueblo llano”.
Sus valores dominantes son la españolidad y su degradante simbología, el neoliberalismo económico (todavía no se han enterado de que esta solución ha fracasado), su señoritismo cursi, su nacional-catolicismo, su nostalgia de la “España del desarrollo” (cuando la aristocracia veraneaba en San Sebastián y las clases populares inundaban Benidorm) y su profundo sentimiento de que la finca es suya y no están dispuestos a compartirla con nadie.
Como el PP es un partido de amplio espectro, caben todas las familias y matices. Aún así, le han salido algunas tímidas disidencias personalistas, como el partido de los Ciudadanos – Partido de la Ciudadanía (de un chico mono apellidado Rivera, que quedaría muy bien de monitor de gimnasia) y Unión Progreso y Democracia (de una señora llamada Rosa Díaz, que se diría regenta una peluquería).
Hago estas reflexiones porque en las próximas elecciones generales (2012), es muy probable que estos chicos y chicas vuelvan a recuperar el poder.
Y como dicen los buenos cristianos, “que dios nos coja confesados”.
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