QUE LES VAYA BONITO

Focus: Política
Fecha: 15/02/2012

Nuestros vecinos de la “gran Castilla” (ese territorio de la península ibérica, sin Portugal, Catalunya y Euzkadi) andan muy atareados con sus trifulcas políticas y sus continuas ocurrencias. Siempre he defendido la tesis de que la “sabiduría popular” es un oxímoron (una “contradictio in terminis”), por lo que no ha de causar extrañeza que el voto español tenga movimientos pendulares entre el PSOE y el PP.

De hecho, a la hora de gobernar, los dos partidos son muy similares. Son centralistas (que no jacobinos, pues para eso les falta pedigrí), son esencialistas, son patrioteros y mantienen un espíritu imperialista. Y para más inri, toda esta superestructura ideológica de vuelo gallináceo se apoya en una infraestructura sin fundamentos: un cuadro macroeconómico desequilibrado, una caja vacía y muchas deudas.

En cualquier caso y aceptando la sentencia de Josep Pla (“Lo que más se parece a un español de derechas es un español de izquierdas”), podemos encontrar matices diferenciadores. Los chicos y chicas del PSOE que han gobernado hasta hace poco en la gran Castilla tenían una vena cómica. Sabíamos que mentían, pero a corto plazo resultaban divertidos. “Pronto superaremos a Francia”, decía el señor Rodríguez Zapatero. “Ya surgen los brotes verdes”, decía la señora Salgado. “No propondremos uno, sino seis corredores ferroviarios”, decía el señor Blanco. Eran puro Lope de Vega, en su versión más popular.

Sus sucesores del PP gozan del arte dramático. Son más calderonianos. Están marcados por el pasado inquisitorial de sus ancestros. Hacen declaraciones rimbombantes, como si estuvieran dispuestos a cambiar el sentido de la vida. Y ya han empezado a disparar. Algunos analistas llaman a esto “contrarreforma”. Yo le llamo “opera bufa”.

El ministro de Educación, Cultura y Deporte (sí, de Cultura) señor Wert se ha declarado protaurino y quiere hacer de la matanza de toros “un patrimonio inmaterial de la Humanidad”. También ha declarado “dogmática” la asignatura de “Educación para la ciudadanía” y ha dicho que el movimiento del 15-M “es una papilla de anarco-comunismo iletrado”. El ministro de Industria, Energía y Turismo señor Soria (que tiene un sorprendente parecido con el señor Aznar López) ha declarado sobre la tasa turística que propone el govern de la Generalitat (y que está vigente en la mayoría de países civilizados con tradición turística), que “no es manera de competir” y que “España tiene suficientes atractivos para que vengan los turistas”. El señor Ruiz Gallardón, ministro de Justicia, quiere modificar la ley del aborto y hacerla más restrictiva, lo que obligará a las mujeres a alegar motivos para justificar su decisión. Su argumento principal es que “la interrupción del embarazo no puede suponer la desprotección de los derechos del no nacido”. El señor Arias Cañete, ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, quiere hacer un Plan Hidrológico Nacional “Solidario” (ya sabemos lo que entienden los españoles por “solidaridad”) y realizar una “profunda reforma de la Ley de Costas”, para que continúen las aberraciones urbanísticas tan de su agrado. El defiende el cambio “para poner en valor el litoral”. La señora Pastor, ministra de Fomento, ha suspendido la privatización de AENA, ha abandonado la idea de profesionalizar la gestión aeroportuaria y ha mantenido el aeropuerto del Prat como una delegación “low cost” de Barajas. “Barajas y el Prat tienen que complementarse y no competir entre ellos”, declaró la ministra. La señora Mato, ministra de Sanidad, ha encargado un estudio “para ver si la píldora del día después tiene efectos secundarios”, cuando la Agencia del Medicamento no ha detectado ninguno en los once años que viene utilizándose. El señor García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, ha reclamado la soberanía española sobre Gibraltar en su primera visita oficial a Estrasburgo, con la expresión: “Vamos a cambiar la política sobre Gibraltar. Se acabó la broma”. Tanta palabrería resulta patética. Si los socialistas nos hacían reír a desgana, los populares nos hacen llorar de pena. Se comprende el continuo deterioro de la “Gran Castilla”.

Yo siempre me he considerado un “outsider”. Soy administrativamente español, pero hago todo lo que está en mi mano para que Catalunya sea un día, tan próximo como sea posible, un estado independiente. Por ello y por razones de buena vecindad, me gustaría que les fuera mejor, aunque creo que con esos mimbres lo tienen muy complicado.

Aunque en el fondo, me resulta indiferente. Qué les vaya bonito. Se lo han ganado a pulso.

Nota: el próximo día 20, a las 19:45hs. y en el Orfeó Gracienc (c/.Astúries,83) daré una conferencia sobre la “Viabilitat econòmica d'una Catalunya independent”. Espero tener la ocasión de saludar personalmente a algunos de mis queridos y fieles lectores.

Alf Duran Corner

 

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