REFLEJOS FRANQUISTAS
Focus: Política
Fecha: 08/01/2001
Cuarenta años de dictadura han dejado muchas huellas, huellas indelebles que todavía se expresan en la vida cotidiana, a pesar de los largos veinticinco años transcurridos desde la muerte del dictador.
Siempre nos quedará la duda sobre si la alternativa reformista fue la mejor respecto a la ruptura democrática, pero lo cierto es que se optó por la primera y todos sabemos que las virtudes del gradualismo no pueden ocultar ciertos sinsabores.
Franco practicaba el hermetismo, incluso entre sus más directos colaboradores. Cuando el motorista salía del Pardo, no se sabía si entregaría un cese o un nombramiento. Era un comportamiento autocrático y perverso, pero muy acorde con las bases del sistema político dominante.
Ahora estamos en democracia, aunque en ocasiones la escena pública no se ajuste a las reglas de juego de este modelo.
Hace ya algún tiempo que el Sr. Aznar, en su calidad de presidente del gobierno, alardeó en una rueda de prensa sobre los secretos de un cuaderno que contenía todas sus futuras decisiones. El tenía el cuaderno y los demás, pobres súbditos, no podíamos más que hacer hipótesis sobre su contenido.
Ahora ha vuelto a salir el tema del cuaderno y lo ha hecho de la mano del director de un periódico (La Vanguardia), que en lugar de cuestionar el método, como sería su obligación de analista crítico, se ha limitado a describir la situación con cierta reverencia.
Reflejos franquistas.
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