Focus: Política
Fecha: 26/04/2024
Todos recordamos la película que Spielberg presentó en 1998 con un título similar (“Salvar al soldado Ryan”), película de las llamadas “de guerra” en la que una pequeña patrulla sacrifica su vida por salvar a un soldado cuyos tres hermanos han fallecido en combate. Han recibido la orden de encontrarlo y salvarlo sea como sea. El soldado se salva y ya veterano agradece simbólicamente el sacrificio de quien lideró el salvamento, que la película hace extensivo a todos los soldados americanos muertos en la contienda.
Lo que ha ocurrido con el señor Pedro Sánchez no da para tanto, pero sí para un sainete o para una comedia de costumbres con las que Lope de Vega azotaba a la sociedad de su tiempo.
El ciudadano Sánchez, porque de esta guisa se ha dirigido a los ciudadanos españoles, se siente dolido ante la burda maniobra de la brigada Aranzadi (el sistema judicial) contra su esposa. Es comprensible pero sorprende que no lo esperara. Le tienen declarada la guerra abierta por abrir una rendija (por ahora muy pequeña) en el reconocimiento político de los derechos de Catalunya y sus ciudadanos a decidir su futuro. Y ahora, de una forma implícita, pide ayuda.
Casualmente, o quizás no, el supuesto escándalo estalla justo en el momento en que se inicia la campaña electoral catalana. Y las primeras reacciones de su propio partido (con el triste señor Illa subido a la parra de la retórica dieciochesca, con las banderas al viento) y de su socio de coalición Sumar (con la señora Albiach tratando de mantener la cuota de Comuns-Sumar en el gobierno central) son de apoyo total. Incluso los marginales y marginados de Podemos le transmiten su sostén casi incondicional, a pesar del desprecio que el PSOE les ha manifestado en los últimos tiempos.
La reacción de sus adversarios políticos (PP, Vox y toda la panda mafiosa que los acompaña) es la normal. Hinchan el globo para intentar tapar su basura estructural (cuyo último episodio son las andanzas del novio, amigo o lo que sea de la señora Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, cuyo principal mérito fue cuidarse de la cuenta personal de Twitter de la señora Aguirre. Menudo carrerón). Ellos saben además que en el frente jurídico-mediático tienen las de ganar.
Vamos ahora a analizar que ha ocurrido con los partidos catalanes independentistas (o que dicen que lo son): Esquerra, Junts y la CUP. Esquerra y su candidato-presidente señor Aragonés ha animado a Sánchez a combatir el fascismo con políticas del gobierno, indicando además que sus “manos limpias” se llama CNI. Está bien la ocurrencia pero esto ya lo sabíamos. No es suficiente. La CUP no le ha prestado especial atención y no ha cambiado de guion. Lo habitual. En cuanto a Junts-Puigdemont ha hablado de “tacticismo” y de querer “españolizar” la campaña catalana. No está mal, pero tampoco es suficiente.
Yo personalmente creo que el señor Sánchez se ha hecho trampas a sí mismo y cualquiera que sea su decisión puede ser un fiasco. Si dimite crea un problema a su partido y se interpretará como que acepta la culpabilidad de su esposa. Si decide continuar sin más, sonará a puro teatro. Debería haber prestado escasa atención a la denuncia, porque lo más probable es que sea un montaje. No prosperará porque los jueces pueden ser unos retrógrados (que lo son) pero no son tontos. Si por último pone en marcha una “moción de confianza”, aunque la gane, mezclará un tema personal con las prestaciones de su gobierno. Se cuestiona, si acaso, la confianza en su gobierno, no en su vida marital. No se justifica. La gente tragará, porque lo traga todo. Pero no tiene sentido.
Y aquí es cuando los independentistas pueden dar un paso adelante, porque la oportunidad es propicia. El Estado español está en quiebra. Es un burdel sin madame. No hay que salvar al soldado Sánchez. Hay que ponerlo contra la pared y recordarle cuando él y su gente practicaban y siguen practicando todo tipo de juego sucio para hundir a los nacionalistas catalanes, sean o no independentistas. ¿O es que ya nos hemos olvidado del montaje del restaurante la Camarga, con la señora Sánchez-Camacho (PP) y el señor Zaragoza (PSOE)? Los catalanes tenemos una memoria frágil y nos dedicamos a perdonar a cualquier sinvergüenza. Y así nos va.
Hay que llevarlo al límite y dejarlo caer si no asume por escrito una serie de compromisos, como son suprimir ese tribunal de excepción que se llama Audiencia Nacional (el TOP de toda la vida), jubilar a todos los dinosaurios del sistema judicial y reconocer a Catalunya como sujeto político. Lo puede hacer apoyándose en una mayoría parlamentaria. Lo puede hacer si lo quiere hacer. Su proclama pública sobre el asedio a su familia desde todos los frentes (como lo hicieron con Pablo Iglesias e Irene Montero) es la confirmación del caldo de cultivo que se vive en España desde la Transición (un falso Estado Democrático y de Derecho), un caldo tóxico que ellos han contribuido a cocinar.
Catalunya y sus líderes independentistas tenían razón al declarar la independencia en el 2017. Les faltó coraje para rematarlo, a pesar de que el pueblo catalán estaba a su lado. Ahora es el momento de demostrar que hemos aprendido de nuestros errores. El contexto es propicio.
Como dicen los cursis la “ventana estratégica” está abierta. El soldado Ryan somos todos.
Anexo
Algunos suscriptores me piden opinión sobre Sant Jordi. Me cuesta darla, pero lo haré. Me gusta la fiesta. Es preciosa. Pero no me gusta en qué ha derivado, sobre todo en Barcelona. Coincido con Albert Sánchez Piñol, tan buen antropólogo como escritor, que la define como una competición deportiva. Es como una “canción del Mediterráneo” del siglo XXI con gran cobertura mediática. Compran libros aquellos que nunca leen. Compran lo que ven en la tele o escuchan en la radio. Es por eso que los más vendidos son personajes notorios, sin oficio. El año que viene comprarán otro libro, que pondrán en la estantería. Son analfabetos funcionales, que saben leer y escribir, pero ni leen ni escriben. Me paseé un poco por las Ramblas y me paré en aquellos lugares, muy pocos, en los que apenas había nadie. En uno ojeé un libro que me llamó la atención (“Expedició al sostre de vidre”, de Marta Durán y Araceli Segarra, una empresaria y una alpinista). He leído mucho sobre feminismo y lo encontré muy original y bien trabado. Lo recomiendo, aunque vi que son demasiado generosas con el género masculino. Yo soy más duro y hago autocrítica. Es un género equivocado. Solo hay que ver los resultados de una encuesta reciente sobre los valores de la juventud catalana. Son más conservadores y tradicionales, y entre otras perlas consideran que “con los derechos de la mujer se ha ido demasiado lejos”. Pobrecitos. No tenemos remedio.