SIMPLIFICACIONES

Focus: Empresa
Fecha: 31/10/2002

La vida es compleja, rica y plural, pero los seres humanos tratamos de reducirla con el claro propósito de hacerla más gobernable, más comprensible, aunque sea a costa de que pierda buena parte de su significado.

Es de sobras sabido que las rutinas conductuales (seguimos la misma ruta para ir al trabajo, cruzamos por el mismo paso cebra, empezamos a afeitarnos por la misma mejilla, etc.) forman parte de un sistema de autorregulación, que tiende a economizar esfuerzos y limitar el consumo energético.

Y así vamos por la vida, construyendo esquemas simplistas, que acaban transformándose en dogmas de obligado cumplimiento.

Uno de esos dogmas es que los empresarios tienen que ser de derechas y los trabajadores de izquierdas.

Lo segundo se ha visto cuestionado en los últimos tiempos, al comprobar que el tejido social que defiende posturas más reaccionarias ante fenómenos como la inmigración, está constituido por colectivos pertenecientes a la clase baja. El lepenismo es un movimiento ultramontano dirigido por unos iluminados de clase media alta, pero que cuenta entre sus seguidores a los habitantes de los barrios periféricos más degradados de las grandes ciudades.

Sobre el empresario y la izquierda hay un silencio vergonzante.

Se parte del supuesto de que quien tiene algo tiende a conservarlo, y por eso es conservador y, por ende, de derechas. El mismo esquematismo lleva a presumir que quien nada tiene, tiende a derribarlo todo, y por eso es de izquierdas.

Pero el análisis es tan grosero, que casi produce náuseas.

Hay muchos tipos de empresarios, como hay muchos tipos de trabajadores.

Hay empresarios innovadores, empresarios administradores y empresarios especuladores.

El empresario innovador es un rupturista, asume riesgos y está por el progreso. Tiende a la inversión, es creativo y pone en su proyecto lo mejor de sus capacidades. Es de izquierdas, aunque no lo sepa.

El empresario administrador es un simple gestor de recursos, es un espectador, defiende la estabilidad, no comprende la lógica del caos. Es genuinamente de derechas.

El empresario especulador es un oportunista, que aprovecha las circunstancias
y no tiene más bandera que la suya propia. Actúa a corto plazo y tiene una moral de conveniencia.

Cuando en una sociedad domina el empresario innovador, se produce mayor riqueza y más actividad económica. Cuando prevalece el segundo, cobra protagonismo el funcionariado y la economía ralentiza. Cuando llega el momento de los terceros, se dispara la ley de la selva.

El genuino empresario, que está a favor del cambio y en contra del inmovilismo de cualquier naturaleza, es de izquierdas.

Aunque no lo sepa o sea incapaz de asumirlo.
Alf Duran Corner

 

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