SOCIOPATAS ANONIMOS

Focus: Sociedad
Fecha: 01/06/2004

La psicopatía es un trastorno de la personalidad, la mayor parte de las veces de origen orgánico, en la que el sujeto sufre un proceso de enajenación. Su universo es irreal, sus relaciones (incluso consigo mismo) están falseadas. La psicopatía se emplea como categoría diagnóstica en el mundo de la psiquiatría.

La sociopatía o conducta antisocial tiene un origen distinto. En 1835 Prichard acuña el término “locura moral” para designar un desorden de la facultad moral, que propende a la criminalidad y al vicio.

Lo que resulta sorprendente es que en la abundante literatura sobre ciencias sociales hay escasa identificación sobre las variables explicativas de esta tendencia. A lo sumo se acepta, como hipótesis de trabajo, que los valores de los grupos primarios en los que el sujeto se socializa son los gérmenes de su desarrollo patológico.

En nuestra sociedad hay algunos psicópatas y muchos sociópatas.

Buena prueba de ello la tenemos en los resultados de una encuesta realizada en Estados Unidos por el instituto de investigación Harris Interactive para la cadena de televisión por cable Trio.

Según ellos, el sesenta y siete por ciento de los norteamericanos apoyan la idea de televisar las ejecuciones de los condenados a muerte y el cuarenta y seis por ciento estarían encantados de presenciar las autopsias en directo.

Existe menos interés (sólo el treinta por ciento) por seguir la ejecución de Bin Laden, si es que se produce su detención. La muerte de Saddam Hussein es menos atractiva (el dieciocho por ciento).

Lo anterior es en programa abierto, pero lo que resulta todavía más inaudito es lo referente al pago-por-visión. El veinte por ciento de los estadounidenses pagarían dinero por ver, en la pequeña pantalla, la ejecución del líder de Al Qaeda y sólo el once por ciento por la del expresidente iraquí.

Una sociedad que ansía destinar su tiempo de ocio a ver autopsias y ejecuciones es una sociedad enferma y amoral.

Y lo peor es que así como los psicópatas responden positivamente a los tratamientos, aliviando en cierta medida sus dolencias, los sociópatas tienen escaso remedio y acaban en carne de prisión.

Ya sabemos que Estados Unidos ocupa el liderazgo del mundo en población penal, pero resulta evidente que las autoridades no pueden encarcelar a dos terceras partes de sus conciudadanos.

Si el fundamentalismo religioso de los “cristianos renacidos” y grupos de similar ralea ha servido para esto, quizás habrá llegado el momento de contemplar otras alternativas.

Si es que llegamos a tiempo.
Alf Duran Corner

 

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