SPAIN IS DIFFERENT
Focus: Sociedad
Fecha: 26/08/2023
Y tanto que lo es. Por méritos propios. A veces funciona como un burdel y a veces como una romería. Y esa capacidad camaleónica de cambiar de look según se tercie ha hecho que su deteriorada imagen pase desapercibida en el exterior. A los turistas extranjeros se les ofrece un cóctel de las conocidas tres eses (S): sun, sand & sex. Y con ello están servidos.
En cuanto a los nacionales, siguen en estado de alienación. Los continuos chanchullos en el mundo de la política, del sistema judicial, de los medios de comunicación, de los lobbies empresariales y de las instituciones públicas en general, quedan tapados a diario por una televisión basura (que llaman de “entretenimiento”) y por el protagonismo de un espectáculo deportivo (el fútbol) entronizado como valor supremo.
Es por eso que la noticia distribuida urbi et orbe en la que nos cuentan que un chulo piscinas – que podría hacer de portero de discoteca en horas nocturnas y que ha ido trepando hasta escalar la presidencia de una organización “privada” del mundo del fútbol - haya tenido un comportamiento vulgar y obsceno en un partido, y que lo haya rematado con un “morreo” a una jugadora, no debería sorprendernos. No se puede esperar otra cosa de una sociedad como ésta.
Lo he dicho otras veces y lo voy a repetir. Ante cualquier fenómeno a investigar, en el que aparecen múltiples variables, resulta necesario identificar aquellas variables clave y su probable correlato, que expliquen la lógica de ese fenómeno, el porqué de su existencia.
El exhibicionismo cutre del tipo a que nos hemos referido se ha propiciado porque el entorno le era favorable. Contaba (y cuenta) con el apoyo mayoritario de una ciudadanía para la que el binomio nacionalismo español - machismo es sinónimo de grandeza. Los gestos y acciones del ciudadano en cuestión – ahora criticados hipócritamente por algunos – responden al prototipo del hombre ibérico. Es lo que habrían hecho muchos varones españoles si hubieran tenido la oportunidad. Porque hay una variable que conviene situar en primer plano: la violencia ejercida desde el poder del macho. Una violencia que se da en todos los niveles, desde los más bajos en términos de clase social a los más elevados. Unos matan a sus mujeres, otros las amenazan, unos terceros las ningunean y unos cuartos las asaltan sexualmente. ¡Qué país más bonito! Y en este país salen hierbas depredadoras como el ciudadano que nos ocupa.
Tratemos de analizar el contexto en varios planos y así podremos situarnos mejor.
El universo fútbol es un universo mafioso. Y lo es porque desde un punto de vista económico mueve mucho dinero y no crea valor. Esto puede resultar contradictorio, pero es así. Genera beneficios para una minoría explotadora y para un enjambre de palanganeros que viven a sus expensas. La FIFA, la UEFA, la RFEF y organizaciones similares crean las condiciones objetivas para que se fomente la corrupción al mayor y se disperse al detall. Por eso los clubs de fútbol están en manos de multimillonarios o de gente vinculada al poder de los gobiernos de turno, que han hecho fortuna con sus concesiones en los concursos públicos o en el campo construcción-inmobiliario.
Lo obsceno de todo esto (que lo es) no es que un tipo se ponga la mano en la entrepierna, ostentosa y públicamente, sino que unos personajes que dominan más o menos el arte de mover la pelota con los pies cobren fortunas por este oficio y alimenten con esas fortunas a su corte más mediata. Lo obsceno es que estos mismos personajes sean vendidos como modelo de referencia para las generaciones más jóvenes. Lo obsceno es que cada día un periodismo de bajo nivel se dedique profusamente a contarnos la vida y milagros de toda esta gente. Lo obsceno es que se alaben, por ejemplo, los éxitos del Inter Miami y de su estrella Lionel Messi, y no se indique que la propiedad del club está en manos de la familia Mas Canosa, de larga y tenebrosa trayectoria anticastrista. Lo obsceno es que el pueblo llano continúe acudiendo a los campos para aplaudir esta vergonzosa fiesta, reproduciendo el “panem et circenses” (pan y espectáculos de circo), con el que los patricios romanos entretenían a la plebe. Lo obsceno es que la mayoría de los clubs de fútbol que operan en la liga española y que son de propiedad privada hayan recibido importantes subvenciones del Estado (o sea de los contribuyentes) para construir nuevos y mayores estadios. Lo obsceno es el silencio cómplice de la población frente a toda esta basura.
El episodio citado es un simple síntoma de un deterioro social y político general. Podemos quedarnos en lo esperpéntico del gesto de un presidente de una sociedad que dicen que es “privada” (vale la pena ver la lista de los sponsors) y que en una junta general de accionistas se dirija directamente a uno de sus empleados (el seleccionador del equipo femenino español) y le diga que su nuevo sueldo será de medio millón de euros, con el consiguiente aplauso enfervorizado de los asistentes. Esto antes lo hacían los monarcas absolutos (regalías y concesiones). Ahora se sigue haciendo, pero no públicamente. Pero todo ello es anécdota de la que pronto nos olvidaremos. La trampa es centrarnos en el hecho puntual como si fuera un caso único.
Lo que nos queda es el peso categórico de una sociedad enferma que va procesando todo lo que le echen y sigue sin enterarse de nada.
¡Qué asco! ¡Qué vergüenza!
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