UN FENÓMENO EXTRAÑO
Focus: Política
Fecha: 01/10/2009
Los españoles de derecha e izquierda (en esto hacen causa común) se rasgan las vestiduras cada vez que algún colectivo catalán, perteneciente a la sociedad civil, exige un cambio radical en las relaciones financieras entre
Catalunya y España.
Hablamos de sociedad civil porque los políticos que actúan en Catalunya (tanto los que representan a los partidos políticos autóctonos como aquellos que ejercen como delegaciones de ventas de las centrales madrileñas) tienen otras prioridades. Su modelo es: haz caso a lo que digo y no a lo que hago.
No es necesario insistir (aunque quizás muchos catalanes todavía no se han enterado) en que el Estado central se queda cada año unos 20.000 millones de euros, que es la diferencia entre lo que se recauda en Catalunya (por la actividad económica aquí generada) y lo que nos queda para inversión y consumo.
Si las cuentas estuvieran equilibradas, cada catalán dispondría de un plus de 2.700 euros anuales. El apaño de la “financiación autonómica” que nos han vendido no da ni para 50 euros.
A pesar de todo, los españoles, por ignorancia o mala fe o por ambas cosas a la vez, continúan declarándonos avaros e insolidarios. En definitiva, mala gente. Sólo basta con escuchar los insultos que dedican en todos los campos de fútbol españoles al equipo más representativo de Catalunya (el Barça), a pesar de ser un equipo profesional lleno de jugadores extranjeros. Atacan el símbolo hasta extremos inauditos.
Frente a esta realidad, el Partido Nacionalista Vasco (partido hegemónico en Euzkadi, aunque no gobierne) está negociando con el gobierno central el blindaje de su sistema financiero. A cambio de esto, apoyará los Presupuestos Generales del Estado para el próximo ejercicio.
El sistema financiero vasco es autónomo (se quedan los impuestos que tributan y luego negocian un pago por ciertos servicios centrales). Gracias a esto, la renta disponible por habitante del País Vasco y Navarra es muy superior al resto de comunidades y sus prestaciones públicas (educación, sanidad, pensiones) son excelentes. Con el blindaje se sacarán de encima los posibles recursos de inconstitucionalidad o los harán muy difíciles de plantear.
Y de esto apenas se habla, en tanto que el “tema catalán” está en la boca de la mayoría de los políticos, periodistas y tertulianos de la España imperial. ¿Será que la mayoría de los vascos hablan principalmente en castellano o que su estilo bronco y altivo cuadra más con la chulería de los poderes dominantes?
Claro que los catalanes somos más civilizados y no llamamos, si se tercia, al primo de zumosol.
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