UN PAÍS "LOW COST"

Focus: Política
Fecha: 10/01/2014

Así es España. Y no me refiero a su dimensión económica, sino a su dimensión moral.

Cuando los ciudadanos apenas se han recuperado del contencioso eléctrico – en un país en el que los precios han subido un 63% en los últimos cinco años – nos llega la noticia del plante de Sacyr, en un proyecto de obra pública presupuestado y cerrado en Panamá, que no es capaz ahora de asumir como le corresponde. Otra de las joyas de la corona – las líneas aéreas Iberia – está a punto de quebrar por un coste de explotación exagerado, la baja productividad de sus miles de empleados y las secuelas de un conflicto de origen laboral mal cerrado por unos directivos ineptos, nombrados a dedo por los gobiernos de turno.

Y si queremos distraernos podemos pasar al ámbito institucional, donde el partido del gobierno es sometido a un largo proceso de investigación, en el que la policía judicial recoge centenares de documentos en la sede central del partido, tratando de comprobar los asientos contables y los posibles pagos en negro realizados a su cúpula directiva, así como las fuentes de su generación. Respecto a las andanzas de la familia que representa a la jefatura del Estado, está casi todo dicho, por mucho que la burocracia trate de ocultarlo.

No nos olvidemos de la banca, que a mediados del pasado año (último dato oficial que poseemos) había recibido la escandalosa cifra de 219.300 millones de euros, entre inyecciones de Capital (87.400), compras de Activos (67.800) y avales del Tesoro (64.100). Y este dinero, que cae sobre las espaldas de los ciudadanos, supone una deuda a medio y largo plazo de 12.800 € por familia. La misma banca que utiliza el dinero que le presta el Banco Central Europeo casi a coste cero y lo emplea para comprar Deuda del Estado bien remunerada, y no para conceder créditos a empresas y familias, que se supone es su función principal.

Nos queda la conferencia episcopal de la Iglesia católica y sus constantes intromisiones en la vida pública (la calle es mía), así como su lenguaje reaccionario y antidemocrático. La única moral que les preocupa es la del escote. Batallan por hacer de España un estado teocrático, con la solícita colaboración del gobierno.

Dicen que el señor García Margallo (un personaje de capa y espada) organizó hace poco un “festejo” en Bruselas – con pica pica y zapateado – al que invitó a los principales representantes de la Unión Europea. El objetivo era relanzar la marca “España”, utilizando los tópicos de siempre.

No sólo hay un problema económico sino moral.

Low cost.

Alf Duran Corner

 

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