UN PAIS MISERABLE
Focus: Sociedad
Fecha: 24/11/2006
Chumi Chumez hacía decir a uno de sus inconfundibles monigotes: “¡Qué país!”. A lo que un segundo respondía: “¿Cuál?”. Y el primero terciaba: “Cualquiera”.
Es cierto que el planeta tierra no está en su mejor momento, por culpa de los mamíferos teóricamente superiores que lo habitan y que imponen sus reglas al resto de las especies.
Pero nosotros vivimos aquí, en un territorio/país/nación que llaman España o Estado español. Y muchas veces nos avergüenza pertenecer a este colectivo.
Un colectivo que arrastra una larga historia de violencia, que parece encriptada en los genotipos de los machos ibéricos.
Es cierto que por mucho que cambie la infraestructura (móvil, televisión de plasma, Internet)), la superestructura ideológica sigue sometida a la dictadura de la irracionalidad. Treinta años de democracia no han conseguido erradicar las lacras de un pasado cruel y esperpéntico.
Todavía ahora, en pleno siglo XXI, en la noche del segundo sábado de noviembre, en el pueblo soriano de Medinaceli, se celebra una “fiesta” para solaz de un buen número de habitantes de esa población, en la que un toro se desangra y se retuerce horrorizado, llevando sobre la cabeza una barra con dos bolas de estopa inflamadas.
Tras su espantoso periplo, el toro es sacrificado. Eso sí, en privado, como marca la ley.
Menuda basura de ley, de pueblo, de autoridades, de fuerzas vivas.
Me dan asco.
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