UNA ANTIGUALLA

Focus: Sociedad
Fecha: 03/08/2007

Decía Josep Pla que lo más parecido a un “español de derechas” es un “español de izquierdas”.

Nuestro Montaigne particular subrayaba, hace ya muchos años, los problemas de un Estado que no era capaz de asumir su pluralidad.

España es un Estado centralista, dominado por una burocracia de opositores a cualquier rama del aparato oficial, que pretende imponer una visión imperial en un territorio pequeño.

Y esos sueños ridículos naufragaron con los “últimos de Filipinas”.

El último episodio es el “ordeno y mando” que el aparato del PSOE, en su central madrileña, pretende imponer en Navarra.

En las últimas elecciones al Parlamento de aquella comunidad, que goza de todos los privilegios en términos económicos y fiscales, ganaron los partidos de centro-izquierda, frente a la derecha más tradicional y arcaica.

Si sumamos los votos populares de unos y de otros, los primeros obtuvieron 171.072 y los segundos 154.085.

La cosa está clara. Es la estadística estúpido.

Pero el bunker de Ferraz no quiere esta opción, porque sus ilusorios estrategas creen que puede perjudicarles en el resto de España. O sea que el gobierno de Navarra (que es cosa de los navarros y de nadie más) lo pueden decidir unos funcionarios que ignoran los más elementales derechos de los ciudadanos.

Y todo esto es una antigualla, además de una estafa.
Alf Duran Corner

 

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