Focus: Conocimiento
Fecha: 13/11/2024
Todos envejecemos. El envejecimiento es un proceso natural de la vida. Somos materia orgánica y regresamos a la fuente. No tiene por qué preocuparnos, y sin embargo, sin darnos cuenta, no dejamos de prestarle atención.
El Sistema nos lo recuerda y fija plazos ligados a nuestra vida laboral. De una manera arbitraria, dejamos de ser activos en el sentido productivo del término, a ser pasivos, una carga para el erario público. Pero todo esto no tiene otro fundamento que una convención social que puede ser cuestionada desde distintos planos.
Y es que todo pivota alrededor del cuerpo, del equilibrio, de la belleza, de la tersura de la piel. Algo que con el tiempo desaparece. Como si esto fuera el eje de la vida. Trampas que nos ponemos a nosotros mismos.
Porque la otra cara de la moneda es la longevidad (la buena gestión de la edad) y ésta la podemos manejar nosotros. Si no supiéramos la edad que tenemos (la que nos marca el tiempo cronológico, que la física cuántica ha dinamitado), nos sentiríamos mejor. De hecho, uno tiene la edad que quiere tener.
Si el Sistema te aparta, tienes la ventaja de que te liberas de todas las obligaciones sociales que la vida laboral te impone. Ya no tienes que disimular, recuperas tu yo. Empiezas una nueva vida sin ataduras ni limitaciones. Dicen que te “jubilan”, pero el júbilo en su significado primigenio (la alegría) lo tienes tú. Lo tienes siempre que sepas vivirlo en plenitud.
Llevo tiempo trabajando sobre esto. Y este trabajo ha producido un nuevo libro con el título “NO DEJES QUE EL VIEJO ENTRE EN CASA” (castellano) y “NO DEIXIS QUE EL VELL ENTRI A CASA” (catalán). Lo presentaré en la librería ONA (Pau Clarís, 94, el próximo 11 de diciembre a las 7 de la tarde. Habrá debate con mi editor Antoni Daura y mis amigos Eugènia de Pagès y Ricard Romero de Tejada.
Como asiduo lector de mi web (pronto llegaremos a las nueve millones y medio de visitas), imagino que te puede interesar el tema. Si es así, estaré encantado de que acudas a la cita.
No dejes que el viejo entre en casa, que te amarguen la vida y te aparquen en una residencia para “viejos”.
Nos vemos.