VILLANCICOS

Focus: Sociedad
Fecha: 23/12/2002

Hay que tener estómago para ponerse a cantar villancicos, con lo que está cayendo.

Lo de “feliz año nuevo” es una broma macabra, cuando hasta las bolsas han descontado el ataque a Irak por parte de Estados Unidos y su corte de seguidores.

El futuro del crudo brent se cotiza al alza según la hipótesis de guerra relámpago con victoria de “los buenos” o de guerra larga y sostenida, con victoria pírrica.

El inconmensurable Shakespeare nos había avisado: “La vida es un cuento explicado por un loco, lleno de ruido y furia y sin ningún sentido”.

El señor Aznar López, en visita rápida a su amigo Bush Junior en Washington, asegura estar de acuerdo con los argumentos sobre Irak del presidente norteamericano. Se supone se ha leído en un santiamén los doce mil folios del informe de los expertos enviados por las Naciones Unidas.

El Partido Popular pretende que el caso Prestige se transforme en el caso Caldera, pidiendo incluso la dimisión del portavoz de la oposición. Mientras tanto, la marea negra sigue su curso.

La confusión reina en Venezuela entre el alocado populismo de Chavez y el interés de los lobbies del petróleo, que financian sin ambages las manifestaciones antigubernamentales.

Argentina sigue en el caos y su población parece abandonada a su suerte. Nadie ve una salida razonable.

La armada española aborda a un barco norcoreano en el mar de Arabia y luego, a instancias norteamericanas, le pide disculpas y deja que traslade sus mísiles Scud al inestable Yemen.

En aras del pluralismo informativo, el señor Berlusconi se hace con la mayoría de las acciones de la cadena española Telecinco y continúa ejerciendo de presidente del gobierno italiano.

La “ley de acompañamiento” de los presupuestos del Estado Español para el año 2003 permite colar sin debate aspectos fundamentales del desarrollo político-económico del ejercicio.

Hasta el Barça está en crisis, por el mal hacer de un presidente, la ineptitud de un entrenador de fútbol y la tradicional cobardía de la burguesía catalana.

Suerte que “la Paloma” cumple cien años y todavía podremos marcarnos un bolero.
Alf Duran Corner

 

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