¡VIVAN LAS "CAENAS"!

Focus: Política
Fecha: 20/06/2016

Así coreaba la plebe el retorno de Fernando VII, el monarca absolutista cuya primera medida fue derogar la Constitución de 1812, que no era tan progresista como ahora cuentan la mayoría de los historiadores, pero que sí representaba un cambio respecto a la etapa anterior. La España miserable de siempre, en la que los pobres tiraban alegremente de la carroza real, sustituyendo a los caballos, sin apreciar lo que ello significaba, volvía a recuperar su imagen.

Han pasado doscientos años, pero el trasfondo ideológico ha cambiado poco. Mucho Internet, mucho Twitter, mucha digitalización, mucho chateo, y poca cosa más.

El eslogan (¡Vivan las caenas!) se repite cuando los sondeos coinciden en que el “Partido Popular” seguirá siendo el más votado en las próximas elecciones. El “tremending topic” (acertado juego de palabras) de “Público” del pasado 18 de mayo decía: Año 2029: la deuda española alcanza el 580% del PIB. Todo el PP está en la cárcel o en Panamá. El PP vuelve a ganar las elecciones.

Y así sigue cuando la alternativa al “PP” es “Ciudadanos”, un partido nacido expresamente para luchar contra la independencia de Catalunya, contra el derecho de los catalanes a decidir su futuro. Un partido de corte falangista, sin ideario propio, que pasa de apoyar al “PSOE” en Andalucía a apoyar al “PP” en la Comunidad de Madrid. En parte tienen razón: el “PPPSOE” es un bloque que en el fondo comparte el proyecto reaccionario que Castilla ha impuesto por las armas a la periferia del Estado. “Ciudadanos” es un spot publicitario, al que se han apuntado los arribistas de siempre, capitaneados por un “guapito de cara” que hace las delicias de las marujas españolas. Éste nefasto personaje ha tenido la desvergüenza de decir:

“Vengo de una tierra donde tienes que partirte la cara literalmente para defender la igualdad de todos los españoles, para decir que un catalán y un andaluz son iguales, para poder hablar en catalán y en castellano...”

Pero el ritornello está también presente cuando la presidenta de la Comunidad andaluza, después de su retrato con el encarcelado presidente de Ausbanc (véase nuestra columna anterior) declara sin ambages: “Los votos de los andaluces no le van a servir (a Pablo Iglesias) para pagar un peaje a las mareas, a las confluencias ni los privilegios de Ada Colau; si lo tiene de pagar, que lo pague de su bolsillo”. Esta señora es la reina del dislate; debería encomendarse a la Virgen del Rocío. El señor Iglesias, que yo sepa, no ha pagado nunca nada hasta ahora. Aquí los únicos que pagan son los “sospechosos habituales”. La comunidad andaluza (que ella preside) ha sido históricamente subvencionada y lo sigue siendo. Y lo más triste es que tanta subvención no ha servido para nada. ¿Qué ha hecho la Hacienda Pública andaluza con ese flujo constante de dinero? ¿Por qué no le pide al señor Sevilla (el ángel de la guarda neoliberal  del señor Sánchez) que le de unas clases de economía y, de paso, de educación y buenas maneras? 

Y ya que hablamos de Pablo Iglesias (que hasta hace poco no sabía dónde estaba el “corredor del Mediterráneo”, ni tampoco cual era la unidad lingüística entre los territorios de habla catalana), veamos qué dice su programa y que dicen sus asociados.

En el celebrado acto central de inicio de campaña en Barcelona, la confusión fue sonada, aunque la mayoría de la gente congregada no se enteró. El hecho cierto es que los “expertos” de este colectivo han resucitado una alternativa al corredor del Mediterráneo denominada”eje ferroviario del Pirineo aragonés”. Este eje sería un ramal del “eje central” que conectaría Lisboa con Madrid y Madrid con Barcelona. Este invento (una idea surgida de la mente de la señora Loyola de Palacios, destacada dirigente del PP y en aquella época Comisaria de Transportes de la UE) discurriría por el túnel de Canfranc, una perforación de 42 kilómetros con un coste estimado hace diez años de  14.000 millones de euros. Hasta los ineptos funcionarios de la Comisión Europea dijeron en su día que este proyecto era inviable, que no lo financiarían y que resultaba absurdo, pues al otro lado no les esperaba nadie. Todo forma parte de un proyecto, todavía más surrealista, que propone que el corredor del Mediterráneo pase por Madrid, que en el imaginario de los políticos españoles es un reconocido puerto, ya que allí se comen los mejores percebes.

Volviendo a nuestro mitin estrella, la señora Colau tuvo que terciar, con la boca pequeña, diciendo que “muy pronto haremos el corredor del Mediterráneo”, para añadir después que “siempre hemos hablado del corredor y con la hermana (sic) Mònica Oltra lo haremos, también con los compañeros de Madrid”. Para rematar tanto disparate, la señora Colau ha repetido la letanía de siempre: “Haremos también un corredor contra la corrupción en Valencia y Catalunya contra el PP y Convergència”.

Recomiendo a la señora Colau que eche un vistazo al apartado “de otras webs” que encontrará aquí. Así se enterará, de forma muy documentada, sobre lo que han pensado, piensan y dicen los “compañeros de Madrid” y del resto del protectorado español, sobre Catalunya y los catalanes.

Y si todavía no tiene suficiente y se empeña en insistir en un referéndum pactado con el Estado, basta con que se recree con algunas de las perlas soltadas por el señor Iglesias en el “debate a cuatro” en uno de los canales del Régimen el pasado día 13. La primera en la frente: “Nosotros somos los únicos que hemos ganado a los independentistas” (una inconfesable mentira, pues la suma de los votos de Democràcia i Llibertat i Esquerra Republicana es superior a la de su conglomerado) La segunda clarificadora respecto a que el referéndum en Catalunya pudiera suponer una línea roja para llegar a un acuerdo con el PSOE: “En una negociación de gobierno nunca hay líneas rojas”. O sea: guerra a los independentistas catalanes y, si nos conviene, nos olvidamos de las promesas del referéndum. La señora Colau, el señor Domènech y el resto de su equipo de activistas, o son unos ilusos o son unos hipócritas.

Ahora toca votar. Si es nacionalista español, se equivoca de columna (¡Vivan las caenas!). Si es independentista, sólo tiene dos opciones: Esquerra Republicana o Convergència.  

Son dos partidos que han hecho autocrítica y se han reconvertido. Esquerra tenía en sus orígenes la independencia como objetivo, pero en los últimos años perdió el concepto de las prioridades: se declaró primero de izquierdas y luego (en letra pequeña) independentista. Su peor movimiento fue hacer presidente de la Generalitat a un personaje tan mediocre como el señor Montilla. La vieja guardia desapareció y surgió un desconocido, el historiador Oriol Junqueras, que ha puesto orden y, hasta el momento, controla la impulsiva tendencia del partido hacia un dogmatismo buenista de izquierdas.

Convergència ha pasado de un autonomismo servil con la derecha españolista, teñido de catalanismo, a un independentismo de centro izquierda, liberal en lo económico y socialdemócrata en lo político y social. Para ello ha tenido que desprenderse de una Unión Democrática ficticia (el cortijo del señor Durán Lleida) y limpiar también las huellas de la vieja guardia, enquistada en el poder. El president Mas ha hecho una revolución, en el sentido genuino del término, y ahora Convergència es independentista “de pedra picada”.

Vote a cualquiera de estas dos marcas. Pero no se equivoque. Lo demás es cháchara.

 

 

 

Notas al margen:

(1) La cita de hoy: Un Fuster cargado de razón.

(2) La lectura seleccionada: Otra magistral exposición del mejor divulgador de la física teórica.

(3) Mi biblioteca: Un libro para el verano que invita a desafiar el culto a la velocidad.

(4) De otras webs: una inestimable selección de textos sobre “catalanofobia” para catalanes desinformados.

Alf Duran Corner

 

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