¿VUELVE LA GUERRA FRIA?

Focus: Política
Fecha: 11/07/2008

En el largo y apasionante período que discurrió desde finales de la 2ª Guerra Mundial a la desaparición del imperio soviético (1945–1990), los analistas hallaron un código muy representativo para definir aquella mezcla de contención, respeto, movimientos estratégicos y sutilezas diplomáticas entre las dos grandes potencias: Estados Unidos y la URSS. Aquel código era la “guerra fría” .

John le Carré nos dejó un testamento literario de primer orden y, a través de su inteligente y aguda pluma, pudimos descubrir los entresijos que los medios ignoraban.

A partir de 1990 el mundo cobró una dimensión unilateral, tomando Estados Unidos (y en particular sus sucesivos gobiernos) las riendas del devenir histórico.

Sabíamos desde Heráclito, Hegel y Marx que el progreso exige una realidad dual, pero esto no es posible sin una alternativa, por lo que nos hemos pasado largos años buscando opciones de cambio, a sabiendas de que no existían.

El desmantelamiento de la URSS (con la eficiente ayuda de la banca de inversión norteamericana y suiza), transformó aquella federación en un conjunto de países de signo económico capitalista, pero de un capitalismo salvaje, similar al que practicaban los norteamericanos en la “edad dorada” , antes de que todo se hundiera tras la crisis del 29.

El principal de ellos (Rusia) dejó de prestar interés a su presupuesto de defensa, hasta el extremo de que los 42.000 millones de dólares de 1992, se redujeron a 13.600 en 1998. Sus activos militares se hacían obsoletos. Sus aproximadamente 6.000 cabezas nucleares quedaban aparcadas. Un chiste ruso contaba que cualquiera podía comprar plutonio en el supermercado.

Pero Vladimir Putin (exKGB) ha tomado conciencia de que un país poderoso económicamente como Rusia, en posesión de las reservas más importantes en la práctica totalidad de las materias primas, debía equilibrar su apuesta geopolítica. En el 2007, el presupuesto de defensa se ha cerrado muy cerca de los 37.000 millones de dólares.

Después de quince años de sequía, la fuerza aérea estratégica rusa se mueve de nuevo en todos los frentes. Sus aviones, con una velocidad media de dos mil Km. por hora, una autonomía de quince mil kilómetros y una capacidad de carga de cuarenta toneladas de bombas, son detectados por los rádares occidentales. Una nueva generación de submarinos, capaces de navegar inmersos durante cien días y de llevar dieciséis misiles nucleares, hacen maniobras en el Atlántico y el Pacífico.

El ministro de Defensa Sergei Ivanov declaraba recientemente: “A la gente no les gustan los débiles”.

En nuestra condición de súbditos, apostamos por un retorno de la “guerra fría”. Si se vuelven a temer, nos dejarán tranquilos por un tiempo.
Alf Duran Corner

 

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