A lo largo de su tratado, según se ha ido viendo, Maquiavelo construye el modelo de “príncipe”, del líder que ha de guiar el destino de una empresa...(Mercedes López)

A lo largo de su tratado, según se ha ido viendo, Maquiavelo construye el modelo de “príncipe”, del líder que ha de guiar el destino de una empresa. Por ello El Príncipe se convierte en un manual práctico de técnicas de acción para lograr el liderazgo, que queda establecido en términos de relación entre el sujeto y la realidad objetiva que desea organizar. Prima, en este sentido, la voluntad de proclamar un individualismo a ultranza, principio de la sociedad moderna y sobre todo de la posmoderna, si utilizamos el término que ha puesto de moda F. Lyotard indicando la situación cultural de las sociedades industriales avanzadas. Por esta razón, la condición de líder perfilada por Maquiavelo es perfectamente válida, aplicable e imperante en nuestros días y en una sociedad cada vez más hostil. Su característica fundamental, es decir, la energía o el rechazo de la debilidad, la capacidad resolutiva e inmediata, así como la necesidad de una imagen pública y su eficacia se imponen hoy como nunca, no sólo en el ámbito político sino también en el de la empresa. En ello precisamente reside la clave del éxito individual del hombre posmoderno. La esencia de lo que hoy entendemos por “triunfo” está teorizada por Maquiavelo en su tratado práctico; pero el hombre contemporáneo, como bien decía nuestro escritor, ha de saber aplicarla a los tiempos, y, en los que corren, la estrategia del líder se reviste de otros condicionantes, como la competitividad, y de otros peligros, como el estrés. No olvidemos, sin embargo, que Maquiavelo no cesa de recordar para su modelo de líder la necesidad de la sabiduría y la prudencia.

 

Fuente: El Príncipe. Maquiavelo. De la introducción de Mercedes López Suárez. Ediciones Temas de Hoy. Madrid. 1994.

 

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