Al publicarse <i> Ferdydurke </i>, muchos en Varsovia se dieron cuenta de que se hallaban ante una “novela filosófica” de gran novedad...

Al publicarse Ferdydurke , muchos en Varsovia se dieron cuenta de que se hallaban ante una “novela filosófica” de gran novedad en cuanto a contenido y a forma, una obra literaria revolucionaria a su manera. El primero fue el crítico Waclaw Kubacki, quien mantuvo que los temas de la inmadurez y el infantilismo, tratados por el joven Gombrowicz como fenómenos sociales y culturales de nuestro tiempo, tenían implicaciones filosóficas muy importantes.

El protagonista de Ferdydurke es un hombre de treinta años que, en medio del camino de su vida, se encuentra, como en una pesadilla, que ha vuelto hacia atrás de un salto, al mundo de su infancia: es alumno de una ridícula clase escolar. Pepe (Józek) trata de rebelarse contra esta degradación, pero a poco se da cuenta de que ser un niño no resulta tan desagradable. La inmadurez tiene sus ventajas y, por ende, en un mundo que se está haciendo pedazos, parece ser un refugio, una nueva y grotesca identidad. Además, ser infantil a todos los efectos saca a la luz la infantilidad de los adultos, su lamentable y ridículo deseo de parecer jóvenes a pesar de la decadencia física y mental. La crisis de la cultura europea y de sus valores, en vísperas del segundo conflicto mundial, halla en Ferdydurke una representación irónicamente despiadada. Nada se salva de la furia anárquica de Gombrowicz. El escritor ataca todo lo que contribuye a convertir a los adultos en monigotes ridículos. El hombre-masa, prisionero de los mitos y de los prejuicios nacionalistas e infantilizado por la “modernidad”, es la encarnación de la inmadurez. Como Pepe, y como el Zelig de Woody Allen, coetáneo suyo, busca desesperadamente una identidad que ya no tiene. Y los totalitarismos de aquellos años veinte y treinta constituyeron una respuesta concebida para obcecar y ganar aquiescencias. Gombrowicz lo había intuido perfectamente. Basta leer las últimas páginas de los Recuerdos de Polonia (1977), donde habla de su viaje a Europa en vísperas de la guerra y del infantiloide culto a Mussolini en una Roma de farsa.

 

Fuente: Inmadurez. Francesco M.Cataluccio. Ediciones Siruela. Madrid. 2006.

 

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