Aunque como hemos visto, la gente generalmente anhela dejar sus lugares de trabajo...

Aunque como hemos visto, la gente generalmente anhela dejar sus lugares de trabajo y llegar a casa para disponer de su duramente ganado tiempo libre y hacer un buen uso de él, demasiado a menudo no tienen idea de qué hacer entonces. Irónicamente, es más fácil disfrutar realmente del trabajo que del tiempo libre, porque, al igual que las actividades de flujo, el trabajo tiene metas, retroalimentación, reglas y desafíos, todo lo cual consigue que uno se implique en el trabajo, se concentre y se pierda en él. El tiempo libre, por otra parte, no está estructurado, requiere de un esfuerzo mayor para convertirse en algo que pueda disfrutarse. Las aficiones que exigen habilidad, los hábitos que imponen metas y límites, los intereses personales, y especialmente la disciplina interior, ayudan a que el ocio sea lo que se supone que es: una oportunidad para la recreación . Pero en conjunto, la gente pierde la oportunidad de disfrutar del ocio más plenamente que del trabajo. Hace sesenta años, el gran sociólogo estadounidense Robert Park escribió: “es en el mal uso de nuestro ocio donde sospecho que radica el mayor despilfarro de la vida de los estadounidenses”.

 

Fuente: Fluir. Mihaly Csikszentmihalyi. Editorial Kairós. Barcelona. 1997.

 

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