Aunque la mente, en su desarrollo, no va ascendiendo por una escalera peldaño a peldaño, se pueden establecer distintos escalones a fin de poder clasificar a los seres vivos...
Aunque la mente, en su desarrollo, no va ascendiendo por una escalera peldaño a peldaño, se pueden establecer distintos escalones a fin de poder clasificar a los seres vivos en tres diferentes niveles intelectuales. Daniel Dennett diferencia tres escalones en la evolución de la mente. En el escalón más bajo se encuentran las “criaturas de Darwin”, que carecen de la capacidad de aprendizaje. Su comportamiento ha sido fijado desde el nacimiento. En un segundo escalón se encuentran las “las criaturas de Skinner”, descritas por el behaviorista Skinner, las cuales pueden ser condicionadas. Disponen de un comportamiento variable y de mecanismos que fortalecen el que les resulta más ventajoso, de modo que muestran ese comportamiento con mayor frecuencia tras producirse el refuerzo. En su caso, se produce una especie de selección natural de formas de comportamiento que puede ser considerada como una continuación de la selección natural de cualidades. La mayoría de los animales pueden ser calificados como criaturas de Skinner. También el perro robot de juguete llamado AIBO, desarrollado por la empresa Sony a finales de la década de 1990, es capaz de interactuar a este nivel.
En el escalón superior los animales no van probando a ciegas, sino que realizan una preselección. Primeramente descartan distintas posibilidades que por buenas razones prefieren no intentar en un inicio. Los que están en condiciones de hacer esto se encuentran entre las “criaturas de Popper”, nombre que hace referencia a la sentencia de Karl Popper de que “nuestras hipótesis mueren en nosotros mismos”. Para poner de manifiesto un comportamiento previsor como ése hay que ser capaz de almacenar en la mente mucho saber acerca de los peligros del mundo exterior, a fin de poder barajar distintas posibilidades de acción en la mente. El hombre, por supuesto, se encuentra situado en este nivel. Pero no está solo. Todos los mamíferos pueden en cierto modo actuar con previsión. Y no sólo ellos: también lo hacen las aves, los anfibios, los reptiles y los peces, así como algunos invertebrados. La mente de las criaturas de Popper llegó al mundo bastante temprano, y todavía puede seguir evolucionando. Este tipo de mente sólo es superada por la de aquellas criaturas capaces de relacionar sus informaciones sobre el entorno a partir de partes modeladas de ese entorno. Dennett denomina a estos seres “criaturas gregorianas”. El nombre hace referencia al psicólogo británico Richard Gregory, quien formuló el concepto de la inteligencia potencial como cualidad de los artefactos. Según esto, los objetos hechos por el hombre tienen el potencial de proporcionar inteligencia a las personas que los utilizan. Las criaturas gregorianas utilizan medios (intelectuales) de su entorno cultural con los cuales optimizan su capacidad para desarrollar posibilidades de comportamiento, así como para barajarlas en la mente. Estos medios pueden ser herramientas, como por ejemplo unos alicates. La reserva más importante de la inteligencia potencial es sin embargo el lenguaje, que tiene capacidades ilimitadas para poner a disposición de un individuo las experiencias de otros.
Fuente: Vida, naturaleza y ciencia. Detlev Ganten,Thomas Deichmann,Thilo Spahl. Santillana Ediciones Generales. Madrid. 2004.
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