Cada vez que practicas la autocinética, haces llegar energía curativa a tu cuerpo...
Cada vez que practicas la autocinética, haces llegar energía curativa a tu cuerpo. Es decir, produces un estado natural lleno de salud y bienestar. Pero además de este proceso general de curación diaria, existen otros procedimientos sanadores más específicos que están destinados a aliviar los dolores, las molestias y las enfermedades que a veces nos sobrevienen. Los beneficios terapéuticos y reparadores que se obtienen de mover la fuerza vital a través del cuerpo ya han sido pregonados por algunos médicos occidentales. En su maravilloso libro
Spontaneous Healing [La curación espontánea], el doctor Andrew Weil nos explica la historia de su búsqueda para hallar a los grandes sanadores, una búsqueda que le llevó a viajar por todo el mundo y que acabó por acercarle más a su propio terreno, donde descubrió a su mentor: el osteópata Robert Fulford.
Lo que hizo que al doctor Fulford se lo considerara único en el ámbito de la medicina occidental, fue su proceder atento y solícito, lo que lo convirtió en la perfecta encarnación de los antiguos médicos de cabecera. Pero lo que quizá resultaba más sorprendente de él es que escasas veces recetaba medicamentos. Su práctica médica, descrita en su libro
Dr.Fulford’s Touch of Life: The Healing Power of the Natural Life Force [El tacto terapéutico del doctor Fulford: el poder de sanación de la fuerza vital natural], se basaba casi en su totalidad en descubrir la manera de hacer mover la fuerza vital a través del cuerpo, en particular por los lugares en los que está parcial o totalmente bloqueada. El doctor Fulford pensaba que llevar la fuerza vital universal al interior de nuestro cuerpo era el mejor medicamento para ayudarnos a superar el estrés y los difíciles desafíos de nuestro tiempo. Cuando hablaba de la utilización de esta energía, se estaba refiriendo tanto a un medio para mantener un estado de bienestar físico general, como a su empleo terapéutico alternativo para curar enfermedades.
Los traumas de nuestra vida, ya sean infecciones víricas o contratiempos psicológicos, nos desafinan y pueden provocar un sufrimiento mental o una enfermedad física. Pero normalmente lo único que hacemos es limitarnos a adoptar una actitud defensiva, afanándonos a erradicar los síntomas superficiales. No obstante, el camino más seguro para recuperarse y recobrar la salud, es afinando todo el ser.
La visión más evolucionada de entender la curación, reconoce que los síntomas suelen ser señales de un problema más profundo que quizá no puede ser percibido mediante un diagnóstico médico, psíquico o psicológico. Una atención excesiva hacia los síntomas y la enfermedad te aísla de todo el campo de la energía vital que es la base de tu curación. En cambio, si te mueves hacia un estado de afinación natural, este campo activará todo el proceso de curación interna y pondrá en marcha el poder de sanación que emana de la energía de la vida. Éste es el nivel curativo más alto.
Fuente: Renueva tu energía. Dr.Bradford Keeney. Ediciones Urano. Barcelona. 1998.
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