Como teórico de la economía, Marx fue ante todo un hombre verdaderamente informado...

Como teórico de la economía, Marx fue ante todo un hombre verdaderamente informado. Tal vez parezca extraño que, tratándose de un autor a quien he calificado de genio y de profeta, juzgue necesario dar tanta importancia a este aspecto. Pero es conveniente hacerlo así, porque los genios y los profetas no suelen sobresalir por su erudición profesional, y con frecuencia su originalidad, supuesto que la tengan, se debe precisamente a esa carencia. Sin embargo, en la obra económica de Marx nada hay que pueda ser atribuido a falta de información o de preparación en las técnicas del análisis teórico. Fue un voraz lector y un infatigable trabajador, a cuyo conocimiento escaparon muy pocas aportaciones científicas de importancia. Además, asimilaba todo cuanto leía, tratando de entender cualquier hecho o razonamiento con una pasión por los detalles totalmente insólita en un hombre habituado a abarcar con su mirada civilizaciones enteras y desarrollos seculares. Tanto al criticar y rechazar como al aceptar y coordinar, solía llegar al fondo de cada cuestión. Su Historia crítica de las teorías de la plusvalía , que representa un monumento de celo teórico, constituye la prueba más destacada de esta característica suya. Es cierto que su obra se encamina a verificar una determinada concepción preanalítica (vision) , pero ese constante esfuerzo por instruirse y por llegar a dominar todo cuanto fuera necesario contribuyó, en cierta medida, a librarle de prejuicios y de objetivos extracientíficos. Para su poderosa inteligencia, incluso contra su propia voluntad, el interés que los problemas tenían por sí mismos estaba por encima de todas las demás cosas; y por mucho que pueda haber exagerado la importancia de sus resultados finales, el objetivo primordial de su esfuerzo consistió en perfeccionar los instrumentos de análisis ofrecidos por la ciencia de su tiempo, en resolver las dificultades lógicas planteadas y en construir, sobre los resultados así obtenidos, una teoría que por su naturaleza e intenciones, cualesquiera que sean sus deficiencias, puede calificarse verdaderamente de científica.

 

Fuente: Diez grandes economistas de Marx a Keynes. Josep A.Schumpeter. Alianza Editorial. Madrid. 1997.

 

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