Como vimos al estudiar las doctrinas de Bakunin, la forma socialista del anarquismo se basa en una clara distinción...
Como vimos al estudiar las doctrinas de Bakunin, la forma socialista del anarquismo se basa en una clara distinción entre formas “naturales” y “no naturales” de asociación y de acción colectiva. Los anarquistas socialistas insisten en que la sociedad es natural al hombre, e insisten mucho en la inclinación de los hombres, en todas las etapas del desarrollo social, a trabajar juntos en forma amistosa buscando objetivos comunes. El título de una de las obras más conocidas de Kropotkin pone de relieve muy claramente la creencia fundamental en que se basa esta clase de anarquismo. El libro se titula
Ayuda Mutua , y se propone mostrar que esta forma de ayuda es característica no sólo de hombres salvajes, bárbaros y civilizados, sino también de muchos animales. Es propio, asegura Kropotkin, del reino animal y del hombre como miembro de ese reino: no es un producto de la civilización, sino característica fundamental de la vida de las criaturas gregarias. Kropotkin, en este libro, trata de atacar la idea, generalmente considerada como “darwiniana”, de que el reino de la naturaleza lo es de pura lucha por la supervivencia del individuo, en la cual sólo los “aptos” pueden sobrevivir. Por supuesto, no niega la existencia de esta lucha; pero insiste en que es sólo un aspecto de la naturaleza, y que por todas partes se halla actuando el principio opuesto de “ayuda mutua”.
Esta inclinación “natural” a cooperar, sostienen los anarco-comunistas, se manifiesta más fuerte y directamente en los pequeños grupos en que se relacionan individuos con individuos, sobre todo en la familia y en el clan como ampliación de la familia. Pero, a medida que aumenta la escala de la vida social y que avanza la división del trabajo, se manifiesta también entre los miembros de los diversos grupos sociales en que la sociedad se organiza y entre los grupos del mismo modo que dentro de éstos. La tendencia opuesta hacia el antagonismo dentro de los grupos y entre éstos se debe, sobre todo, al desarrollo de la propiedad privada, como ya lo advirtió Rousseau en su
Discurso acerca el origen de la desigualdad, y a la aparición de divisiones de clase, basadas en relaciones de propiedad. De acuerdo con esto, los anarco-socialistas, del mismo modo que los marxistas y los socialistas utópicos, son partidarios de la abolición de la propiedad privada y de la propiedad colectiva de los medios de producción. Se diferencian de los marxistas, no en este punto, sino en el carácter de la “colectividad” que será propietaria de esos medios. Los marxistas concebían esta “colectividad” como una sociedad en gran escala, tan grande por lo menos como la nación; los anarquistas la concebían como la “gente” que convivía en un lugar, el pequeño grupo de vecinos que emplea los medios de producción en forma cooperativa para satisfacer las necesidades de sus miembros. “El colectivismo”, en el sentido en que Bakunin y sus partidarios empleaban esta palabra, se refiere al grupo local, de relaciones entre individuos, de productores y consumidores que cooperan: no tiene nada que ver con el empleo posterior de esta palabra, según el cual vino a significar “socialismo de Estado”, propiedad por la gran “colectividad”, representada por el Estado democrático. Según los anarquistas, el “Estado”, como organización esencialmente coactiva (carácter que también le atribuían) no puede representar al pueblo, con su inclinación natural a la “ayuda mutua”. Es una autoridad impuesta al “pueblo”, no una emanación natural de la voluntad popular para cooperar.
Fuente: Historia del pensamiento socialista. Marxismo y anarquismo (1850-1890). G.D.H.Cole. Fondo de Cultura Económica. México. 1958.
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