Cuando la discusión se dirige hacia la economía, la mayor parte de la charla consiguiente se centra en el dinero –precios, salarios y tipos de interés-...

Cuando la discusión se dirige hacia la economía, la mayor parte de la charla consiguiente se centra en el dinero –precios, salarios y tipos de interés-. Pero por importante que sea el dinero para la economía, la energía es incluso más básica. Sin energía, nada sucede -bastante literalmente-. La energía no es simplemente una materia prima. Es el prerrequisito para cualquier actividad. Sin energía no hay economía.

El masivo crecimiento económico mundial de los últimos dos siglos fue posible por la capacidad recién descubierta por la humanidad de explotar la energía barata y abundante de los combustibles fósiles. Hubo por supuesto otros factores en acción -entre los que se incluyen la división del trabajo, la innovación tecnológica y el aumento del comercio-. Pero si no hubiese sido por el petróleo, el carbón y el gas natural, hoy estaríamos viviendo probablemente una existencia esencialmente agraria similar a la de nuestros antepasados del siglo XVIII -aunque quizá con algunos equipos industriales adicionales movidos por viento y agua-.

El crecimiento requiere no solo energía en un sentido general, sino formas de energía con características específicas. Después de todo, la Tierra está bañada constantemente en energía –de hecho, la cantidad de energía solar que cae sobre la superficie de la Tierra cada hora es mayor que la cantidad de energía fósil que el mundo usa cada año-. Pero la energía de la luz solar es difusa y difícil de usar directamente. La economía necesita fuentes de energía concentradas y controlables, y que puedan realizar un trabajo útil. Desde un punto de vista a corto plazo, los combustibles fósiles demostraron ser fuentes de energía con características altamente deseables: se podían extraer de la corteza terrestre de forma bastante barata (al menos en los primeros años), se podían transportar y proporcionaban mucha energía por unidad de peso y/o volumen -en muchos casos, mucho más que la leña que la gente estaba acostumbrada a utilizar-.

El petróleo tiene la ventaja particular de ser un líquido, lo que significa que puede ser fácilmente almacenado en tanques y bombeado mediante tuberías y mangueras (también sus productos refinados como la gasolina y el combustible de avión). Esto maximiza de hecho su portabilidad. Como resultado, el petróleo se ha convertido en la base de los sistemas mundiales de transporte, y por tanto del comercio mundial. Si el petróleo deja de fluir, el comercio mundial tal como lo conocemos sufriría un frenazo.

Con el término “Pico del petróleo” a menudo se produce un malentendido al referirse a él como el agotamiento total de los recursos petroleros.

En realidad se refiere el período en el que la producción de petróleo llegue a su tasa máxima antes del inicio de su inevitable declive. Este pico y declive de producción ya se ha observado en miles de campos de petróleo individuales y en la producción total nacional de petróleo de muchos países entre los que se encuentran los EE.UU, Indonesia, Noruega, Gran Bretaña, Omán y México. El Pico del Petróleo Mundial ciertamente se producirá, de eso no puede haber ninguna duda. Hay sin embargo alguna controversia sobre el momento en el que se producirá este acontecimiento: ¿ya ha sucedido, sucederá pronto, o se puede retrasar muchos años o incluso décadas?

 

Fuente: El final del crecimiento. Richard Heinberg. Editorial El Viejo Topo. Barcelona. 2014.

 

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