Cuando las mujeres se reúnen para ver una película que transmiten por televisión...

Cuando las mujeres se reúnen para ver una película que transmiten por televisión, en general hablan simultáneamente sobre infinidad de temas que incluyen a los hijos, los hombres, su profesión y lo que pasa en sus vidas. Cuando se trata de grupos mixtos, a los hombres se les acaba la paciencia y piden a las mujeres que se callen. Ellos, o ven la televisión o hablan, pero no pueden hacer ambas cosas a la vez (y no entienden cómo lo pueden hacer las mujeres). Además las mujeres creen que el objetivo de reunirse es pasarlo bien juntos y reforzar sus relaciones, en vez de sentarse como pasmarotes enfrente del televisor.

Cuando hay anuncios publicitarios, el hombre le suele pedir a la mujer que le resuma las relaciones entre los protagonistas. El pobre es incapaz de leer las sutiles señales corporales que revelan el estado emocional de estos. Las mujeres, al haber pasado tantos días con otras mujeres y sus hijos en un grupo en el pasado, han desarrollado la habilidad para comunicarse y mantener relaciones. Para una mujer el hablar tiene un objetivo muy claro: crear nuevas relaciones y hacer amigos. Para los hombres, hablar consiste en relacionar hechos.

Los hombres contemplan el teléfono como una herramienta de comunicación que permite exponer hechos e información a otras personas, pero para una mujer es un instrumento para mantener el contacto y reforzar las relaciones. Una mujer puede pasar dos semanas de vacaciones con una amiga y, cuando vuelve a casa, lo primero que hace es llamarla y pasarse dos horas hablando por teléfono.

No existen evidencias de que los condicionantes sociales, por ejemplo el hecho de que la madre hable más a las niñas que a los niños, constituyan la causa de que las niñas sean más habladoras. El psiquiatra Michael Lewis, autor del Social Behaviour and Language Acquisition, llevó a cabo experimentos que demostraron que las madres hablaban y miraban a los bebés que eran niñas más que a los niños. Existen pruebas científicas de que los padres son sensibles a las estructuras cerebrales de los pequeños según sus reacciones. De esta forma, las madres le hablan más a las niñas puesto que, debido a su mejor preparación cerebral para recibir y enviar señales verbales, obtienen una respuesta más positiva que cuando hablan a sus hijos.

Los hombres se desarrollaron como guerreros, protectores y responsables de solventar los problemas que surgían en el hogar. Sus tendencias mentales y los condicionantes sociales les impedían mostrar temor o inseguridad. Por eso, si le pide a un hombre que solucione un problema, seguramente le dirá: “Déjamelo aquí” o “Ya pensaré en la solución” y eso es exactamente lo que hace, pensar en ello silenciosamente, con cara inexpresiva. Sólo hablará cuando tenga la respuesta y sea capaz de comunicarla. Hablan mentalmente porque no tienen la capacidad verbal de las mujeres para comunicarse. Cuando un hombre está mirando por la ventana pensativo, los escáners demuestran que mentalmente está manteniendo una conversación consigo mismo, pero la mujer, al observar al hombre mirando al infinito, asume que está cansado o aburrido e intenta hablar con él o mandarle hacer algo. En ese momento, el hombre se enfada porque le ha interrumpido. Claro, como hemos visto, no puede hacer dos cosas a la vez.

 

Fuente: Porqué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas. Allan y Barbara Pease. Amat Editorial. Barcelona. 2000.

 

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