De nuestros hallazgos más relevantes se desprende que las medidas para combatir el prejuicio deben tener en cuenta la estructura global del enfoque prejuicioso...(Adorno y alumnos)

De nuestros hallazgos más relevantes se desprende que las medidas para combatir el prejuicio deben tener en cuenta la estructura global del enfoque prejuicioso. No debemos poner el mayor énfasis en la discriminación contra grupos minoritarios concretos, sino en fenómenos como el estereotipo, la frialdad emocional, la identificación con el poder y el ánimo destructivo. Cuando se adopta este punto de vista es fácil comprender por qué las medidas contra la discriminación social no han sido más efectivas. No podemos esperar que los argumentos racionales tengan efectos profundos o duraderos sobre un fenómeno que es esencialmente irracional. Apelar a la compasión cuando se trata de personas  que experimentan un gran temor a ser identificados con la debilidad o el sufrimiento puede ser tan perjudicial como beneficioso. Estrechar lazos con miembros de grupos minoritarios difícilmente influirá en personas que se caracterizan en gran parte por su incapacidad para asumir experiencias; y promover la simpatía por grupos o individuos concretos resulta muy difícil para gente a la que realmente no les gusta nadie. Y si conseguimos desviar la hostilidad sobre una minoría, deberemos ser muy cautos con nuestra satisfacción, pues sabemos que es muy probable que dirijan su hostilidad hacia algún otro grupo.

Lo mismo puede decirse de otras diversas medidas que, desde nuestro punto de vista, tratan los síntomas o manifestaciones particulares más que la enfermedad en sí. Desde luego, no queremos subestimar o pedir que se reduzcan estas actividades. Algunos síntomas son más dañinos que otros y nos alegraremos de ser capaces de controlar una enfermedad aunque no la curemos. Además, puede esperarse que el conocimiento de lo que es el fascista potencial –conocimiento que hemos tratado de verter en este libro- hará más eficaz el tratamiento de los síntomas. Así, por ejemplo, aunque las apelaciones a la razón o a la compasión caerán en saco roto, las apelaciones al convencionalismo o a la sumisión a la autoridad pueden ser eficaces. (Sin embargo, debe comprenderse con claridad que tal actividad no reducirá ni su convencionalismo ni su autoritarismo ni su fascismo potencial). Asimismo, por lo que sabemos de la personalidad potencialmente fascista, podemos suponer que el fascista potencial se sentirá persuadido por las medidas legales contra la discriminación, y que esta autolimitación crecerá en la medida en que las minorías lleguen a ser más fuertes mediante la protección. (Aunque debemos recordar que es práctica habitual del fascista encubrir sus acciones antidemocráticas con una máscara de legalidad). Del mismo modo, dado que una de las características del enfoque prejuicioso es aceptar lo que es como uno y rechazar lo diferente, puede ocurrir que los miembros de las minorías adopten, en apariencia externa y lo mejor que puedan, los usos del grupo dominante para protegerse a sí mismos y obtener ciertas ventajas en limitadas situaciones y por cierto período de tiempo. Decimos esto con cautela porque debemos estar continuamente alerta sobre el hecho de que las mismas tendencias a la conformidad que son elogiadas en el endogrupo pueden ser condenadas para el exogrupo. (Más aún, junto al hecho de que esta conformidad menoscaba los valores de la diversidad cultural, este estudio demuestra que la suerte final de cualquier minoría no depende principalmente de lo que el grupo haga. Incluso una vez que el miembro de la minoría ha adoptado los usos de la mayoría, no hay razón para suponer que no adoptará las actitudes endogrupales dominantes hacia aquellos que no han sido capaces de adaptarse como él).

De este modo, si nos dirigimos a los síntomas, en ésta como en cualquier enfermedad, debemos enfrentarnos al hecho de que la “cura” de una manifestación estará seguida de la aparición de otra. Sin embargo hay suficientes razones para no darse un respiro en el tipo de acción descrita: el potencial fascista global es tan grande que una retirada en cualquier frente podría disminuir aún más la probabilidad de que los grupos perseguidos afiancen sus derechos.

 

Fuente: La personalidad autoritaria. Adorno y alumnos. Proyección. Buenos Aires. 1965.

 

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