Disfrazar: ésta es la ocupación favorita de Baudelaire, disfrazar su cuerpo, sus sentimientos y su vida...

Disfrazar: ésta es la ocupación favorita de Baudelaire, disfrazar su cuerpo, sus sentimientos y su vida; persigue el ideal imposible de crearse a sí mismo. Sólo trabaja para no deberse más que a sí mismo: quiere rectificarse, corregirse como se corrige un cuadro o un poema; quiere ser para sí mismo su propio poema y ésta es su comedia. Nadie vivió tan profundamente, en su contradicción insuperable, la actividad creadora. ¿El creador no tiene por objeto, en efecto, producir su obra como una emanación, como la carne de su carne, y no desea, al tiempo, que esta parte de sí mismo se mantenga frente a él como algo ajeno? ¿Y Baudelaire no quiere ser el creador radical, puesto que lo que intenta crear es su propia existencia? Pero incluso a este esfuerzo le impone límites solapadamente; cuando Rimbaud intenta a su vez convertirse en su propio autor y define su tentativa con su famoso “Yo es otro”, no duda en realizar una transformación radical de su pensamiento, acomete la alteración sistemática de todos sus pensamientos, y rompe esa pretendida naturaleza que le viene de su nacimiento burgués y que sólo es una costumbre; no representa una comedia, se esfuerza por producir de verdad pensamientos y sentimientos extraordinarios. Baudelaire se detiene en el camino: tiene miedo ante esa soledad total donde vivir e inventar son una misma cosa, donde la lucidez reflexiva se diluye en la espontaneidad refleja. Rimbaud no pierde el tiempo aborreciendo a la naturaleza: la rompe como una alcancía. Baudelaire no rompe absolutamente nada: su trabajo de creador consiste tan sólo en disfrazar y ordenar. Acepta todas las sugestiones de su conciencia espontánea; simplemente, quiere rehacerlas un poco, forzando aquí, aligerando allá; no reirá a mandíbula batiente si tiene ganas de llorar: llorará con más verismo que naturalidad , eso es todo. El desenlace de la comedia será el poema, que le ofrecerá la imagen pensada de nuevo, recreada, objetivada del sentimiento que experimentó a medias. Baudelaire es puro creador de la forma; Rimbaud crea forma y materia.

 

Fuente: Baudelaire. Jean-Paul Sartre. Alianza Editorial. Madrid. 1984.

 

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