El cerebro forma parte del cuerpo. Al igual que las células del resto de órganos, las del cerebro ...

El cerebro forma parte del cuerpo. Al igual que las células del resto de órganos, las del cerebro renuevan sus componentes continuamente. Así pues, las células de mañana están hechas de lo que comemos hoy. Además, el cerebro está formado, en dos terceras partes, por ácidos grasos. Son los componentes básicos de la membrana de las células nerviosas, su “envoltorio”, a través del que se producen las comunicaciones entre todas las células nerviosas en todas las regiones del cerebro y del cuerpo. Lo que comemos se integra directamente en estas membranas y constituye la trama. Si sobre todo consumimos grasas saturadas –las que, como la mantequilla o las grasas animales, permanecen sólidas a temperatura ambiente-, su rigidez se refleja en las de las células del cerebro. Si, por el contrario, comemos sobre todo grasas poliinsaturadas -líquidas a temperatura ambiente-, las células del cerebro serán más fluidas, más flexibles, y la comunicación entre ellas más estable. Sobre todo si se trata de ácidos grasos omega-3.

Los efectos de este comportamiento no son sutiles. Cuando se suprimen los omega-3 de la alimentación de ratas de laboratorio, su comportamiento cambia por completo en pocas semanas: se tornan ansiosas, no aprenden ninguna tarea nueva y se aterrorizan en situaciones de estrés (por ejemplo, cuando deben escaparse de un estanque encontrando una plataforma de salvamento). Y aún puede ser más grave, ya que una alimentación pobre en omega-3 reduce la experiencia del placer. Son necesarias dosis más importantes de morfina para que estos roedores vuelvan a demostrar el mínimo interés, ya que esta droga personifica el placer fácil.

Por el contrario, un equipo de investigadores franceses ha mostrado que una dieta rica en omega-3 -como la de los esquimales, que asimilan hasta 16 g. diarios de aceite de pescado- aumenta, a largo plazo, la producción de neurotransmisores de la energía y del buen humor en el cerebro emocional.

 

Fuente: Curación emocional. David Servan-Schreiber. Editorial Kairós. Barcelona. 2004.

 

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