El creciente poder del sistema de la gran corporación privada es seguramente uno de los aspectos más determinantes en la sociedad de la segunda mitad del siglo XX...

El creciente poder del sistema de la gran corporación privada es seguramente uno de los aspectos más determinantes en la sociedad de la segunda mitad del siglo XX. El avance de este sistema al margen de toda regulación pública es, a nuestro juicio, la marca trascendental del proceso globalizador en marcha. Unas 500 corporaciones han conquistado una posición de liderazgo tal que les permite modelar en grado creciente el escenario nacional e internacional; también manejar vastas cantidades de capital y de recursos y apropiarse de gran parte del poder político hasta reclamar un papel hegemónico en la sociedad. Las principales corporaciones construyen plantas de energía, explotan y distribuyen los recursos naturales, controlan el petróleo, el gas y la electricidad. También controlan la circulación del capital, la fijación de tasas de interés, fabrican vehículos y demás medios de transporte. Diseñan y producen los equipos electrónicos, los satélites, y cultivan casi todo el alimento que consume la población mundial. Como si esto fuese poco, desarrollan los medios de comunicación y controlan su contenido (es decir controlan, si no totalmente, en forma desmedida la cultura, la información y la opinión pública). Asimismo fabrican y distribuyen armas (incluidas las nucleares) y los equipos de seguridad. A través de la expansión de estas actividades las corporaciones han llegado a dominar el 90% de toda la tecnología existente. No es sorprendente, pues, que desde esta posición privilegiada las corporaciones hayan pasado a controlar significativas dimensiones del espacio público, a influir desproporcionadamente en la toma de decisiones gubernamentales y a delinear las agendas de la política pública.

 

Fuente: Globalización y corporación. Augusto De Venanzi.

 

« volver