El <i> escalado </i> es otra habilidad del pensamiento dimensional necesaria para el paso de la dimensión bidimensional del plano a la tridimensional de la realidad.

El escalado es otra habilidad del pensamiento dimensional necesaria para el paso de la dimensión bidimensional del plano a la tridimensional de la realidad. Además de la cartografía y la fabricación de objetos tridimensionales, son muchas las disciplinas que requieren cambiar el tamaño y las proporciones de un objeto dentro de un determinado sistema dimensional. De hecho, es posible definir con cierta precisión la disciplina académica de la que se ocupa una determinada persona por la escala con la que trabaja. Philip y Phylis Morrison y el estudio de Charles y Ray Eames produjeron una extraordinaria película y publicaron un libro -que llevan por título Las potencias de diez- que despliegan multitud de escalas, desde las ondas-partículas subatómicas más diminutas hasta las estructuras más inmensas del universo, abarcando el amplio arco que va desde 10 -16 hasta 10 25 metros. En este sentido, los astrónomos trabajan con objetos que superan los mil kilómetros de longitud. Luego vienen los geólogos, que trabajan con objetos del orden de mil a un millón de metros. Si excluimos las líneas de ferrocarril y las carreteras, los objetos arquitectónicos y mecánicos más grandes se mueven en unas dimensiones inferiores a los mil metros. La escala utilizada por quienes trabajan con personas van desde el tercio de metro hasta los diez metros. Por su parte, los biólogos se ocupan de objetos que van desde el orden de los diez metros hasta la diezmilésima de metro, los bioquímicos lo hacen con objetos que se mueven entre la diezmilésima y la milmillonésima de metro y casi toda la química discurre en la gama de magnitudes que va desde 10 -9 hasta 10 -12 metros, por debajo de la cual uno está trabajando con la física. Resulta curioso constatar, en este sentido, que el artista Tom van Sant ha realizado las obras artísticas de mayor y de menor tamaño que existen. Una de ellas es la fotografía tomada con un microscopio muy sofisticado de un conjunto de átomos una fracción de segundo antes de que las vibraciones térmicas provocaran su destrucción. La otra, tomada por la cámara del satélite Landsat de la NASA, es una imagen que recoge el reflejo de la luz del sol en espejos estratégicamente situados en medio del desierto. Pero, si dejamos de lado estos casos excepcionales, la mayor parte de nosotros se halla circunscrito a un área de dimensiones mucho más limitada.

Y lo mismo podríamos decir con respecto a las escalas temporales. Las cosas que ocurren en períodos de millones de años pertenecen al dominio de los astrónomos y los geólogos, mientras que las que tienen lugar en el orden de la trillonésima de segundo pertenecen al dominio de la física. La mayoría de nosotros se mueve en un arco que va desde los segundos hasta los años y la música puede medirse en minutos. Todo esto pone de relieve que, en el universo, ocurren cosas diferentes a escalas diferentes y que el paso de una escala -ya sea temporal o material- a otra nos permite acceder a modalidades de fenómenos, problemas y principios físicos, fisiológicos y perceptivos muy diferentes.

 

Fuente: El secreto de la creatividad. Robert y Michèle Root-Bernstein. Editorial Kairós. Barcelona. 2000.

 

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