El imperialismo económico proclama la primacía absoluta de lo económico, así como la competencia...

El imperialismo económico proclama la primacía absoluta de lo económico, así como la competencia de la microeconomía neoclásica para entender todo lo social. Tiene un número creciente de cultores en todas las ramas de los estudios sociales. Su cabeza de escuela, el Profesor Gary S.Becker, de la Universidad de Chicago, recibió el premio Nobel en 1992 por ser el pionero del imperialismo económico. Otros líderes de esta escuela son Mancur Olson y Thomas C.Schelling. Suele llamárselos colectivamente “escuela de Chicago”.

La principal obra de Becker, aparecida en 1976, se titula El enfoque económico de la conducta humana . En ella expone y aplica con claridad su programa economista. Este consiste en combinar las hipótesis del comportamiento maximizador de los beneficios, el mercado en equilibrio, y las preferencias constantes.

La primera hipótesis es que todos actuamos racionalmente, calculando los costos y beneficios de nuestras acciones con el fin de ganar lo más posible. La segunda es que todos los mercados están en equilibrio o en vías de recuperarlo. Y la tercera es que nuestras preferencias no cambian en el curso del tiempo.

Ninguna de estas tres hipótesis es rigurosamente verdadera. En efecto, las investigaciones empíricas muestran que la mayoría de la gente no intenta maximizar sus ganancias sino sobrevivir y progresar aun a costas de sacrificios en los beneficios inmediatos. En cuanto a la segunda hipótesis, quien lea los periódicos sabe que la mayoría de los mercados, especialmente los del trabajo, capital y bienes raíces, suelen estar en desequilibrio (o sea, la oferta no iguala a la demanda). Y todos sabemos que nuestras preferencias no son constantes, porque aprendemos y nos adaptamos a las nuevas circunstancias.

En definitiva, los tres principios del enfoque económico de la conducta humana son falsos. Pero el profesor Becker hace caso omiso de las objeciones anotadas y sigue adelante, montado en el tanque de la teoría económica de manual. Es explicable: cuando se ha invertido la mocedad en estudiar una teoría aparentemente difícil, y no se ha logrado explicar mediante ella ningún hecho económico, se intenta conquistar territorio ajeno, en este caso la sociología. Se espera intimidar a los nativos de este territorio enarbolando fórmulas de apariencia matemática.

Veamos cómo aplica el profesor Becker la teoría económica de manual a las actividades no económicas. Estas aplicaciones son ingeniosas y divertidas.

Pero, como veremos, carecen de valor científico.

Tomemos por ejemplo el caso del “mercado matrimonial”. Becker afirma que la gente busca pareja al modo en que busca automóvil para comprar. Los individuos solteros concurrirían al “mercado matrimonial” con el firme propósito de encontrar la pareja que maximice los beneficios y minimice los costos. El amor y la casualidad, las costumbres y las redes sociales existentes, las consideraciones morales y la coerción no desempeñarían ningún papel en la elección de pareja.

Sin embargo, sabemos que esto es falso. Lo más probable es que la pareja elegida pertenezca a alguno de los círculos que frecuentamos, y que nos atraiga física o intelectualmente. Por cierto que hay matrimonios de conveniencia, pero estos son cada vez más raros en Occidente. Más aún, si alguien hace un cálculo, lo más probable es que se equivoque, porque no hay manera de predecir el resultado de un matrimonio.

 

Fuente: Cápsulas. Mario Bunge. Editorial Gedisa. Barcelona. 2003.

 

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