El sistema de remuneración no es el único problema que está pidiendo a gritos una reforma...

El sistema de remuneración no es el único problema que está pidiendo a gritos una reforma; también el elaborado sistema de titulización, uno de los causantes de la reciente crisis, debiera analizarse. En el modelo de titulización de “originar para distribuir”, para vender un activo potencialmente arriesgado -una hipoteca subprime, por ejemplo-, éste se empaqueta con otros activos similares y se convierten en títulos que luego se venderán a inversores interesados y dispuestos a tolerar el riesgo.

En este sistema existe un fallo evidente, y es que reduce los incentivos para que alguien controle efectivamente la solvencia del prestatario. Los diversos intervinientes en el proceso de titulización se embolsan la comisión mientras transfieren gran parte -si no todo- del riesgo a otro. En esta cadena todos son cómplices: el intermediario hipotecario que maneja el préstamo inicial, el tasador que tiene todo tipo de incentivos para inflar el precio de la tasación, el banco que concede la hipoteca y la utiliza para crear títulos con respaldo hipotecario, el banco de inversión que vuelve a empaquetar estos valores y los convierte en CDO y en otras inversiones mucho más ocultas, las agencias de calificación que otorgan las codiciadas calificaciones AAA y las aseguradoras de todos estos tramos tóxicos.

Cualquier solución al problema de la titulización debiera obligar de alguna manera a estos intervinientes a considerar con más detenimiento los riesgos implícitos. En otras palabras, a cada participante se le debería animar a prestar más atención a la calidad de los préstamos. Una manera de hacerlo podría ser obligando a los intermediarios -el banco que origina la operación y el banco de inversión- a quedarse una parte de los valores con respaldo hipotecario o CDO. De esta manera, al forzarles a retener cierto riesgo, estarían obligados a hacer mejor su trabajo de controlar la solvencia de los prestatarios originales y a apoyarse más en los intermediarios hipotecarios y en los que participan en el primer eslabón de la cadena.

 

Fuente: Cómo salimos de ésta. Nouriel Roubini/Stephen Mihm. Ediciones Destino. Barcelona. 2010.

 

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