En 1956 dio una charla a estudiantes de Caltech sobre ciencia y religión. Ya he mencionado que en su adolescencia Feynman llegó al convencimiento de que la religión no tenía ningún interés. Con el tiempo fue refinando más sus opiniones y basaba su rechazo a la religión en todo aquello que, en su opinión, contradice a la ciencia. En la charla mencionada distinguía tres aspectos en la religión: uno metafísico o teológico, que se refiere a las creencias; otro moral o ético, que da normas de conducta; el tercer aspecto es el que produce la inspiración religiosa en arte y en todo tipo de pensamientos y acciones. Feynman pensaba que la ciencia no ha tenido grandes conflictos con los dos últimos aspectos, aunque los tres estén conectados y la gente religiosa considere a menudo que atacar uno de ellos es atacar todo el conjunto. Si se relaciona la creencia en milagros con un comportamiento ético, no hay posibilidad de evitar el conflicto entre ciencia y religión, decía Feynman. Pero el conflicto real para él tiene que ver con la parte metafísica. En su opinión, la mitad de los científicos no creen en un dios en el sentido convencional. Pero no porque se crean que lo saben todo sino precisamente por lo contrario, porque reconocen su ignorancia en muchas cosas, porque en la ciencia es esencial dudar y hacerse preguntas: Los enunciados de la ciencia no tratan de lo que es cierto y de lo que no es cierto, sino que son enunciados de lo que se conoce con diferentes grados de certeza. Este carácter de la ciencia es completamente opuesto a la certeza y la fe que se exige en la religión. Hay muchos científicos que sí creen en la ciencia y en la religión de modo aparentemente compatible, pero éste no era el caso de Feynman.
Fuente: Los caminos cuánticos Feynman. Jesús Navarro Faus. NIVOLA libros y ediciones. Tres Cantos. 2011.