En la ignorancia a la gente le interesa encontrar las imperfecciones y los defectos en las cosas ajenas...
En la ignorancia a la gente le interesa encontrar las imperfecciones y los defectos en las cosas ajenas. Espiando por la ventana o mirando por el ojo de la cerradura de los vecinos se sienten un poco mejor consigo mismos.
Lo hacen porque saben que las faltas de los otros los ayudan a disimular las propias. No en vano en todo el mundo triunfan los
talk shows televisivos (programas donde hombres y mujeres supuestamente comunes se pelean y se insultan frente a una cámara con la ayuda de un presentador y un público que los anima a hacerlo) y los
reality shows (con un planteamiento hasta casi más
naïve : jóvenes o actores, parejas o cantantes, conviviendo durante semanas con cientos de cámaras que los espían las veinticuatro horas del día repitiendo esas imágenes para millones de fisgones vividores de vidas ajenas).
“Qué tontos hipócritas, agresivos y dañinos,
qué ignorantes y brutos,
qué malvados y aprovechados,
qué patéticos y ridículos,
qué vanos y superficiales
Qué suerte que son ellos, sólo ellos, los que son así.”
Nos encanta caer en la tentación de salir favorecidos al compararnos con aquellos a quienes despreciamos: “Yo soy mucho mejor que ellos”. O “lo que yo hago no está tan mal”. La televisión legitima. Sería más saludable evitar llenar nuestra mente de tonterías. Para tener en qué pensar, cada uno de nosotros tiene bastante con lo que ya tiene, y de hecho lo que necesitamos es quitárnoslo de encima y no ir recolectando más y más basura ajena como si se tratara de algo precioso.
Existe un insecto que desde hace mucho me llama la atención. No puedo evitar ver reflejado en su modo de vivir alguna conducta propia y de muchos. Se trata del escarabajo pelotero, también llamado escarabajo estercolero.
Este insecto vive en grandes llanuras donde deambulan animales de gran tamaño: elefantes, bisontes, rinocerontes. Estos animales, después de alimentarse naturalmente, defecan y desparraman sus excrementos por la tierra. Este es el momento esperado por el escarabajo, que rápidamente se dedica a recoger el estiércol y acumularlo en una pelota (de ahí lo de “pelotero”) de tamaño gigante, a veces tres o cuatro veces más grande que su cuerpo, que empuja de aquí para allá seduciendo con su fuerza y habilidad a su futura pareja.
Los escarabajos me sorprenden no sólo por su humana actitud de recoger porquería, sino porque la arrastran adonde van y ¡hasta compiten para determinar quién es el que arrastra la bola de estiércol más grande!
Fuente: Shimriti. Jorge Bucay. RBA Libros. Barcelona. 2003.
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