En un momento en que una reducida élite de los sectores financiero y tecnológico continúa acaparando...(Ann Pettifor)

En un momento en que una reducida élite de los sectores financiero y tecnológico continúa acaparando enormes beneficios financieros, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) calcula que en todo el mundo hay al menos 200 millones de personas sin trabajo. En algunos países europeos, una de cada dos personas jóvenes se encuentra en el paro. Oriente Medio y África del Norte, permanentemente sacudidos por turbulencias políticas, religiosas y militares, tienen la tasa de desempleo juvenil más alta del mundo. En las economías en que las contrataciones han aumentado, como en el caso británico, se trata de contratos precarios y en los que no se especifica las horas semanales que hay que trabajar, además de que los salarios son variables. Abundan los presagios de un futuro robotizado que traerá la obsolescencia de la mano de obra humana. Semejante visión se basa en suponer que la disponibilidad de los minerales básicos para el desarrollo de la robótica –como el estaño, el tantalio, el tungsteno y el coltán-, así como la capacidad del planeta para absorber las emisiones asociadas a su extracción, son infinitas. Sin embargo, la cuestión de la incapacidad para ofrecer un empleo digno a millones de personas –en un momento en que tanto hay que hacer a fin de superar la economía basada en los combustibles fósiles-  casi no figura entre las prioridades políticas de la mayoría de los gobiernos socialdemócratas. Muy pocos, si es que hay alguno, reivindican el empleo pleno, bien remunerado y cualificado.

Mientras que el PIB mundial es de sólo 77 billones de dólares, desde 2007, según McKinsey, los activos financieros mundiales han crecido los 225 billones de dólares. Gracias a los mercados de crédito sin regulación, la deuda mundial continúa aumentando. En 2015 era del 286 por ciento del PIB mundial, comparada con el 269 por ciento en 2007. Millones de trabajadores llevan siete años sin percibir un aumento de sueldo. Las empresas, tanto las grandes como las pequeñas, se enfrentan a una caída de los precios que conduce a menores beneficios y al riesgo de la quiebra. La “austeridad” está aplastando las economías del sur de Europa y reduciendo la actividad económica en todas partes. En Estados Unidos, casi un tercio de los adultos, cerca de 76 millones de personas, están “luchando por salir adelante” o simplemente “están apañándose”.

Sin embargo, a los rentistas las cosas les van mejor que nunca; los banqueros, ya sean legales o “en la sombra”, y otras instituciones financieras continúan en pie gracias a los avales gubernamentales respaldados por los contribuyentes, el dinero barato y otras concesiones de los bancos centrales dirigidas exclusivamente al sector financiero. También le va muy bien al nuevo oligopolio mundial; las grandes empresas como Apple, Microsoft, Uber y Amazon están amasando enormes fortunas mediante actividades monopolizadoras cuando se trata de fijar los precios.

 

Fuente: La Producción del Dinero. Ann Pettifor. Los libros del lince. Barcelona. 2017.

 

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