Históricamente, la cuestión de cuándo están justificadas la resistencia y la revolución es una de las cuestiones políticas más profundas...

Históricamente, la cuestión de cuándo están justificadas la resistencia y la revolución es una de las cuestiones políticas más profundas. Más recientemente, los problemas de la desobediencia civil y el rechazo deliberado al servicio militar, ocasionados por lo que muchos consideraban una guerra injusta, han resultado profundamente enojosos y están aún sin solución. Así, aunque hay consenso en que el incendio deliberado, el asesinato y el linchamiento son delitos, esto no es así con la resistencia y la revolución toda vez que se convierten en cuestiones serias incluso en un régimen democrático moderadamente bien gobernado (por oposición a una sociedad bien ordenada, donde por definición no se plantea el problema). O, más exactamente, se acuerda que son delitos sólo en el sentido legal de ser contrarios a la ley, pero a una ley que en opinión de muchos ha perdido su legitimidad. Que la expresión subversiva es lo suficientemente amplia como para plantear una viva cuestión política es signo de una crisis solapada que tiene sus raíces en la percepción de grupos significativos de que la estructura básica es injusta i opresora. Es una advertencia de que están dispuestos a adoptar medidas drásticas porque han fracasado otras formas de remediar sus agravios.

Todo esto se conoce desde hace tiempo. Cito estas cuestiones sólo para recordar algo obvio: que la expresión subversiva forma siempre parte de una concepción política más amplia; y en el caso del llamado “sindicalismo criminal” (el delito legal en muchos de los casos históricos), la concepción política era el socialismo, una de las doctrinas políticas más amplias jamás formuladas. Como observa Kalven, los revolucionarios no se limitan a gritar: “¡Revolución! ¡Revolución!” Aportan razones. Reprimir la expresión subversiva es suprimir la discusión de las razones, y ello equivale a restringir el uso público libre e informado de nuestra razón para juzgar la justicia de la estructura básica y su política social. Y con ello se viola la libertad básica de la libertad de pensamiento.

 

Fuente: Sobre las libertades. John Rawls. Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona. 1996.

 

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