Invitado en una reunión pública a hacer balance de los logros y fracasos de su experiencia en <i>Combat</i>, Camús respondió...

Invitado en una reunión pública a hacer balance de los logros y fracasos de su experiencia en Combat, Camús respondió: “¡Al menos, no mentimos!”. No me parece indiferente que hablara de su voluntad de combatir la mentira, más que de su éxito en alcanzar la verdad. La mentira es más fácil de definir que la verdad, pues se trata de una relación con ella y no de su negación absoluta, mientras que las verdades son numerosas; ya lo sabemos, cada cual tiene la suya. Se puede estar en la mentira por omisión, por ocultación, por deformación de la realidad, una realidad reconocida como tal por el consenso y que en otras épocas se denominaba “sentido común”, y hace poco tiempo “acuerdo entre espíritus”. Engañar, falsificar, manipular, disfrazar una verdad común a una sociedad: Camus declara que es necesario mantenerse en estado de vigilancia obsesiva contra esos procedimientos. Esa vigilancia consiste en denunciar la ocultación de la miseria en la Kabilia, el falseamiento de las elecciones en Argelia, la desaparición de Trotski en una fotografía estaliniana, la utilización de Dios o de la historia para dominar, esclavizar, paralizar… Y todo ello en aras de no incrementar la infelicidad del mundo y no condenar a los seres humanos a separarse porque, si bien es cierto que no hay una sola verdad, hay al menos una verdad común a una determinada sociedad humana.

Camus no nos invitará constantemente a establecer esa clase de distinciones. Como todos los escritores, tiene contradicciones reveladoras. La miseria es portadora de una verdad: la que el observador crea para sí con su recuerdo. Lo diré de nuevo: considero más modesto sublevarse contra la mentira que definirse respecto de la verdad. ¿No dijo el propio Camus, en su discurso con motivo del premio Nobel, que la verdad es “misteriosa y huidiza y debe siempre ser conquistada”? También esta cita me gusta. Camus tenía conciencia de la pluralidad, de la plurivocidad de los significados de la verdad.

 

Fuente: Camus. A contracorriente. Jean Daniel. Galaxia Gutenberg. Barcelona.2008.

 

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