La diplomacia es el instrumento de la política, tal y como más o menos la hemos definido, en sus relaciones internacionales...

La diplomacia es el instrumento de la política, tal y como más o menos la hemos definido, en sus relaciones internacionales. Considerada en sí misma, podemos denominarla el arte de los pretextos ; considerada en sus formas, hay que verla como un procedimiento cuyas distintas fases preceden o siguen a los actos de fuerza declarada. Si, como se aprecia con claridad, la moral no es precisamente la ley de las relaciones entre gobernantes y gobernados, es más evidente aún que de gobierno a gobierno lo único que hay son intereses. Estos intereses, sin embargo, por mucho que su tendencia natural sea satisfacerse directamente y por la fuerza, se ven obligados, por la propia naturaleza de las cosas, a actuar con cierta reserva. Un príncipe, por ejemplo, que en el fondo está pensando en conquistar pura y simplemente un estado vecino, no se dispone de un día para otro a invadir por las armas el territorio que codicia. Antes tiene que haber tejido alianzas, haberse asegurado de que las potencias rivales le ayudarán o le dejarán hacer; tiene, además, que haber reunido los soldados suficientes y perfeccionado su armamento, como se dice hoy, para tener la casi seguridad de ser el más fuerte.

En estas primeras cautelas y en las transacciones que comportan consiste generalmente el respeto de los derechos entre vecinos. Y así también, los tratados de paz y de alianza duran lo que los intereses momentáneos que los han originado, e incluso un poco menos. En cuanto éstos varían, asistimos al cambio de parejas habitual en estos casos. La potencia amiga de ayer se convierte en la enemiga de hoy; los estados se distancian, se aproximan, se agrupan unos con otros en proporciones diferentes que van variando día a día.

De preparar estos cambios de frente y de actitud es de lo que se ocupa preferentemente la diplomacia. Su cometido esencial es proporcionar pretextos.

 

Fuente: El arte de medrar. Maurice Joly. Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2002.

 

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