La evolución de las sociedades humanas ha sido impulsada por las innovaciones que de manera periódica desestabilizan los sistemas que ya existen...
La evolución de las sociedades humanas ha sido impulsada por las innovaciones que de manera periódica desestabilizan los sistemas que ya existen. El espacioso cráneo de
sapiens ha hecho posibles grandes innovaciones, pues alberga un cerebro de alrededor de 1.350 cm³. Eso permitió que nuestros antepasados desarrollasen, primero, un lenguaje expresivo y, luego, uno simbólico, pensamiento conceptual, uso avanzado de herramientas y comportamiento de grupo basado en el uso cooperativo de tecnologías cada vez más sofisticadas.
Al principio, la evolución social fue lenta: las sociedades de la Edad de Piedra paleolítica duraron mucho tiempo, contaban con un bajo nivel de innovación y gran estabilidad. La primera gran innovación que sacudió esas sociedades fue la domesticación de plantas y animales hace unos 10.000 años: la “Revolución neolítica”. Transformó a cazadores-recolectores nómadas en pastores asentados, y luego en agricultores. En ese momento, y también posteriormente, a través de la historia las bifurcaciones aparecieron como resultado de avances en tecnologías ingeniadas por grupos humanos. Las innovaciones tecnológicas incluyeron el control del fuego, el invento de la rueda, el diseño de herramientas cada vez más sofisticadas y la invención de útiles más y más potentes a fin de ampliar la potencia del músculo y el cerebro humano. Esas innovaciones permitieron a los humanos vivir en comunidades cada vez mayores, con una diferenciación y divisiones del trabajo en progresivo aumento.
Tras descubrir cómo prender, conservar y transportar el fuego, la principal innovación fue el pastoreo y las primeras formas de agricultura. Las innovaciones posteriores –incluyendo la invención del alfabeto y el sistema numérico, los medios de comunicación a través de grandes distancias y las estratificaciones de sociedades desde el círculo tribal de los ancianos al Estado organizado jerárquicamente- transformaron los grupos de las comunidades neolíticas pastoral-agrarias en los vastos imperios arcaicos de Babilonia, Egipto, la India y China.
Fuente: El cambio cuántico. Ervin Laszlo. Editorial Kairós. Barcelona. 2009.
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