La humildad no es una virtud glamurosa y, sin embargo, eso no la hace menos necesaria...

La humildad no es una virtud glamurosa y, sin embargo, eso no la hace menos necesaria. Humildad viene de humus que es lo que fertiliza la tierra. La humildad simplemente nos dice que sólo tenemos acceso a un punto de vista y no a la realidad en su conjunto, y menos a la que contempla otra persona, y que, por tanto, si queremos conectar y comprender, necesitamos preguntar y escuchar. Es de esta manera como podemos recibir nuevas perspectivas, nuevos descubrimientos y sorprendentes aprendizajes.

Por eso veo que es importante no entrar en un patrón de defensa acérrima de nuestra posición, por acertada que nos parezca. Es clave estar abiertos a que se nos presente alguna argumentación que pueda, tal vez, ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva. Muchas veces lo esencial no es convencer, sino comprender. Cuando uno consigue comprender, es cuando se puede conectar y una vez que se ha producido el encuentro, todo resulta ya posible.

Gerald Edelman, premio Nobel de Medicina, precisamente por sus estudios sobre el sistema inmunitario, y que actualmente trabaja en el campo de la neurociencia, comentaba que el encuentro es lo que hace que dos gases distintos, como son el oxígeno y el hidrógeno, sean capaces de crear algo tan nuevo y sorprendente como es el agua, la fuente de la vida. El oxígeno es la base de la respiración y el hidrógeno es el gas principal de la atmósfera, que existía previamente a que hubiera vida en nuestro planeta. Sin este hidrógeno no hubieran aparecido las primeras bacterias que poblaron la tierra y que generaron el oxígeno que ahora respiramos. Igual nos pasa a las personas, unas alcanzan unos logros y otras consiguen cosas diferentes. Si sólo nos gusta la gente que piensa y actúa de igual modo que nosotros, seremos como oxígenos que sólo quieren hablar con oxígenos o hidrógenos que sólo quieren hablar con hidrógenos. Al no haber encuentro entre ambos, no podrán manifestarse esas propiedades emergentes, que sí se manifiestan cuando dos gases distintos “olvidan sus diferencias” y se encuentran para formar una molécula como el agua, que se convierte en la verdadera fuente de la vida. Es curioso que ninguna propiedad física ni química del agua puedan deducirse de los gases de partida.

 

Fuente: Vivir es un asunto urgente. Dr.Mario Alonso Puig. Santillana Ediciones Generales. Madrid. 2008.

 

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