La ideología económica actual, según Schumacher, está obsesionada por el crecimiento indiscriminado...

La ideología económica actual, según Schumacher, está obsesionada por el crecimiento indiscriminado. La expansión económica se ha convertido en el interés obligatorio de todas las sociedades modernas, y todo crecimiento del PNB se considera positivo. “La idea de un crecimiento patológico, un crecimiento malsano, un crecimiento perturbador o destructivo, es (para el economista contemporáneo) una idea perversa cuyo florecimiento no debe permitirse”, prosigue Schumacher en su implacable crítica. Reconoce que el crecimiento es una característica esencial de la vida, pero hace hincapié en que todo crecimiento económico debe ser cualificado. Señala que, mientras algunas cosas deben crecer, otras tienen que disminuir y observa que “basta con un simple acto de introspección para darse cuenta de que el crecimiento infinito del consumo material en un mundo finito es una imposibilidad”.

Por último, Schumacher afirma que es inherente a la metodología de la economía moderna y al sistema de valores subyacente en la tecnología contemporánea el hecho de ignorar nuestra dependencia del mundo natural. “La ecología debería ser una asignatura obligatoria para todos los economistas”, insiste, además de observar que, al contrario de lo que ocurre con todos los sistemas naturales, que son autoequilibradores, autoajustadores y autolimpiadores, nuestra ideología económica y tecnológica no reconoce ningún principio autolimitador. “En el sutil sistema de la naturaleza –concluye Schumacher-, la tecnología, y en particular la supertecnología del mundo moderno, actúa como un cuerpo extraño y existen ahora numerosos síntomas de rechazo”.

El libro de Schumacher no sólo contiene su expresiva y elocuente crítica, sino también un esquema de su visión alternativa. Se trata de una alternativa radical. Afirma que lo que necesitamos es una ideología completamente nueva, basada en la atención a la gente; una economía “como si la gente importara”. Pero señala que las personas sólo pueden ser ellas mismas en grupos pequeños y coherentes, y llega a la conclusión de que debemos aprender a pensar en términos de unidades manejables a pequeña escala; de ahí “lo pequeño es hermoso”.

 

Fuente: Sabiduría insólita. Conversaciones con personajes notables. Fritjof Capra. Editorial Kairós. Barcelona. 1994.

 

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