La meta fundamental de todos los aspectos de la práctica del yoga es reunir el Sí Mismo individual (jiva) con la conciencia absoluta o pura (Brahman)...

La meta fundamental de todos los aspectos de la práctica del yoga es reunir el Sí Mismo individual (jiva) con la conciencia absoluta o pura (Brahman).
De hecho, la palabra yoga significa literalmente “unión”. La unión con esta realidad inmutable libera el espíritu de todo sentimiento de separación, emancipándolo de la ilusión del tiempo, del espacio y de la causalidad. Lo único que nos impide realizar nuestra verdadera naturaleza es nuestra propia ignorancia, nuestra incapacidad para distinguir entre lo que es real y lo que no lo es.
Pero incluso en esta ignorancia, es frecuente que el espíritu humano perciba que algo falta en su vida; algo que no pueden satisfacer ni el logro de una meta ni el cumplimiento de un deseo. En la vida de cada individuo, la búsqueda incesante de amor, de éxito, de cambios y de felicidad es prueba de esa percepción fundamental de una realidad que sentimos pero que no podemos alcanzar.
Según la enseñanza del yoga, la realidad es por definición inmutable e inmóvil; por ende, el mundo, el universo manifiesto, que se encuentra en un estado de flujo perpetuo, es ilusión, es Maya . Esta idea se simboliza con la imagen de Shiva, el Señor de la Danza, al que se representa con un pie en el aire: cuando lo apoye, el universo, tal como lo conocemos, dejará de existir. El universo manifiesto no es más que algo superpuesto sobre lo real, algo proyectado sobre la pantalla de la realidad de manera muy semejante a como, en el cine, se proyecta una película en la pantalla. Así como, caminando en la oscuridad, podemos confundir un trozo de cuerda con una serpiente, de igual forma, sin luz, confundimos lo irreal con lo real:superponemos o proyectamos nuestras ilusiones sobre el mundo real.
La naturaleza ilusoria de la realidad temporal se refleja en la búsqueda de la partícula final e indivisible de la materia en la cual está empeñada la ciencia moderna. Esto ha llevado a la comprensión de que materia y energía son intercambiables, de que la apariencia de solidez que percibimos en la materia es algo creado por el movimiento o la vibración: cuando un ventilador está en movimiento, lo vemos como un círculo completo. La mayor parte de lo que percibimos como sólido es, en realidad, espacio vacío; si pudiéramos “eliminar” todo el espacio de los átomos de nuestro cuerpo y conservar solamente lo que “no es espacio”, no podríamos alcanzar a ver lo que quedaría.

 

Fuente: El nuevo libro del yoga. Centro Sivananda Yoga. RBA Libros. Barcelona. 1999.

 

« volver