La queja que con mayor frecuencia manifiestan las mujeres acerca de los hombres...(John Gray)

La queja que con mayor frecuencia manifiestan las mujeres acerca de los hombres es la de que éstos no escuchan. El hombre, o bien no le hace el menor caso cuando ella le habla, o escucha unas palabras, evalúa lo que la preocupa y a continuación se pone con orgullo la gorra de señor “todo arreglado” y ofrece una solución que le haga sentirse mejor. Cuando ella no aprecia este gesto de amor, él se muestra confundido. Por muchas veces que ella le diga que no la escucha, él sigue sin entender y no abandona su actitud. Ella desea solidaridad y comprensión, y él cree que desea soluciones.

La queja que con mayor frecuencia manifiestan los hombres acerca de las mujeres es la de que ellas siempre están intentando cambiarlos. Cuando una mujer quiere a un hombre, se siente responsable de contribuir a su crecimiento e intenta ayudarle a mejorar su modo de hacer las cosas. Forma un comité para la mejora del hogar, y el principal objetivo de este comité es él. Por mucho que el hombre se resista a su ayuda, ella persiste y está siempre esperando la ocasión de ayudarlo o decirle lo que debe hacer. Ella cree que le está ayudando, y él que le está controlando. Lo que él desea de la mujer es aceptación.

La solución definitiva de estos dos problemas pasa por una comprensión previa de por qué los hombres ofrecen soluciones y las mujeres se esfuerzan por mejorarlos. Hagamos como que volvemos atrás en el tiempo y, observando la vida en Marte y Venus –antes de que estos planetas se descubrieran el uno al otro o sus habitantes vinieran a la Tierra-, podremos llegar a ciertas ideas acerca del hombre y la mujer.

Todo en Marte es un reflejo de estos valores. Incluso la vestimenta está destinada a reflejar las capacidades y la competencia del marciano. Tanto agentes de policía como soldados, hombres de negocios, científicos, taxistas, técnicos y jefes de cocina visten uniformes o al menos se cubren la cabeza de un modo que refleje su competencia y su poder.

No leen Psychology Today, Self, People o revistas por el estilo. Están más interesados en las actividades al aire libre, como son la caza, la pesca o las carreras de coches. Les interesan  las noticias, el tiempo y los deportes, y les tienen sin cuidado las novelas románticas y los libros de autoayuda.

Se interesan más por los “objetos” y las “cosas” que por la gente y los sentimientos. Aún hoy, en la Tierra, mientras las mujeres tienen fantasías románticas los hombres tienen fantasías en las que aparecen coches de carreras, ordenadores más rápidos, aparatitos y artilugios, tecnologías nuevas y más potentes. A los hombres les preocupan las “cosas” que pueden ayudarles a manifestar poder mediante la creación de resultados y la consecución de sus objetivos.

Para un marciano es muy importante alcanzar objetivos, ya que esto es para él un modo de demostrar su competencia y así sentirse bien consigo mismo. Y, para sentirse bien consigo mismo, debe alcanzar estos objetivos por sí solo. No puede hacerlo otro por él. Los marcianos se enorgullecen de hacer las cosas por ellos mismos. La autonomía es un símbolo de eficiencia, poder y competencia.

Comprender esta característica marciana puede ayudar a las mujeres a entender por qué los hombres muestran tanta resistencia a que se les corrija o se les diga lo que deben hacer. Ofrecer a un hombre un consejo que él no ha pedido equivale a suponer que no sabe lo que debe hacer o que no es capaz de hacerlo solo. Los hombres son muy sensibles a esta cuestión, porque para ellos es muy importante la competencia.

 

 

Fuente: Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus. John Gray. Grijalbo Mondadori. 1993. Barcelona.

 

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