Las antiguas obras, los comentarios y las descripciones de los manuales árabes ante un objeto perfecto...

Las antiguas obras, los comentarios y las descripciones de los manuales árabes ante un objeto perfecto, denotan la admiración por lo que el objeto es, por lo que contiene, por los estadios que ha atravesado bajo la dirección del maestro que lo realizó; pero no saben todavía analizar los procesos intrínsecos gracias a los cuales pudo ser realizado. La actitud cambia en el siglo de las luces. Hasta aquel momento, a pesar de que los procedimientos de trabajo en el campo o las tiendecillas artesanales se habían beneficiado de algunas mejoras, sin embargo la rueca, el torno de alfarero, o el horno donde se fundía no habían cambiado de naturaleza desde los tiempos arcaicos anteriores a la historia. Se distinguían unos productos más logrados que otros, pero había un dicho que afirmaba que sólo el mal obrero se quejaba de sus instrumentos. Los enciclopedistas abandonan este punto de vista. Todavía cubren de alabanzas al obrero inimitable, pero hacen al mismo tiempo un inventario de su taller, eligen para describirlo al que posee las mejores herramientas entre los que conocen o algún modelo imaginario en el que agrupan la instrumentación mejor tomada de varias tiendecillas visitadas. El interés se desplaza del producto a la producción. Esta modificación no afecta a la admiración que se tiene por los pintores o a los escultores, pero sí mucho a la que se tenía sólo poco tiempo antes por el tejedor o el herrero. Las palabras artistas y artesanos, que hasta aquel momento se confundían con mucha frecuencia, hasta el punto de que Leonardo de Vinci a veces emplea la una cuando se espera que utilice la otra, son definitivamente diferenciadas; la primera se reserva para el trabajo cuyos procedimientos escapan a un análisis exigente, y la segunda, cuando al reflexionar sobre los instrumentos se comprende que es posible mejorarlos mecánicamente.

 

Fuente: La lógica de la historia. Charles Morazé. Siglo XXI de España Editores. Madrid. 1970.

 

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