Las nuevas herramientas científicas, como los trazadores químicos y genéticos...

Las nuevas herramientas científicas, como los trazadores químicos y genéticos, la tomografía por emisión de positrones (PET) y la imagen por resonancia magnética funcional (fMRI), nos permiten ver el interior del cerebro humano en funcionamiento mientras éste resuelve problemas, produce palabras, busca recuerdos, toma decisiones, advierte determinadas expresiones faciales, se enamora, oye llorar a los bebés o siente ira, tristeza o miedo. En consecuencia, los científicos han registrado un catálogo de diferencias genéticas, estructurales, químicas, hormonales y de procesamiento cerebral entre hombres y mujeres.

En el cerebro femenino, el estrógeno, la progesterona y la oxitocina son hormonas que predisponen los circuitos cerebrales hacia las conductas típicas femeninas. En el cerebro masculino, son la testosterona, la vasopresina y una hormona llamada SIM (sustancia de inhibición mülleriana) las que causan los efectos más tempranos y duraderos. Las influencias conductuales de las hormonas masculinas y femeninas en el cerebro son muy relevantes. Hemos observado que los hombres emplean otros circuitos cerebrales para procesar la información espacial y resolver problemas emocionales. Los circuitos cerebrales y el sistema nervioso están conectados con los músculos de manera diferente, sobre todo en la cara. Los cerebros masculino y femenino oyen, ven, intuyen y evalúan de manera distinta lo que sienten los demás. Por lo general, los circuitos cerebrales de los cerebros masculino y femenino son muy similares, pero los hombres y las mujeres pueden alcanzar los mismos fines y desarrollar las mismas tareas por medio de circuitos diferentes.

También sabemos que los hombres tienen dos veces y media más espacio cerebral dedicado al impulso sexual en el hipotálamo. Los pensamientos sexuales titilan día y noche en el fondo de la corteza cerebral visual masculina, de modo que el hombre está siempre preparado para aprovechar una oportunidad sexual. Las mujeres no siempre comprenden que, por motivos neurológicos, el pene tiene mente propia. Y el apareamiento es tan importante para los hombres como para las mujeres. Cuando los circuitos masculinos del amor y el deseo están en sincronía, el hombre se enamora tan profundamente como la mujer, o tal vez más. Cuando un bebé está en camino, el cerebro masculino cambia de forma drástica y concreta para constituir el cerebro del padre.

Los hombres disponen también de centros cerebrales más amplios para la acción muscular y la agresividad. Sus circuitos cerebrales para la protección de la pareja y la defensa territorial están preparados hormonalmente para la acción desde la pubertad. La jerarquía es mucho más importante para los hombres de lo que creen las mujeres. Los hombres tienen también procesadores más amplios en el centro de la zona más primitiva del cerebro, la amígdala, que registra el miedo y desencadena la agresividad protectora. Por ello algunos hombres lucharán hasta la muerte por defender a sus seres queridos. Es más, cuando se enfrentan a la aflicción de un ser querido, se activa de inmediato su zona cerebral para la resolución de problemas con el fin de arreglar la situación.

 

Fuente: El cerebro masculino. Louann Brizendine. RBA Libros. Barcelona. 2010.

 

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