LO PRIMERO QUE HAS DE SABER SOBRE Goldman Sachs es que está en todas partes...
LO PRIMERO QUE HAS DE SABER SOBRE Goldman Sachs es que está en todas partes. El banco de inversión más poderoso del planeta es un inmenso calamar vampiro, adherido a la cara de la humanidad, que succiona despiadadamente cualquier cosa que huela a dinero. De hecho, la historia de la reciente crisis financiera, que es también la historia de la rápida caída y declive de un imperio americano al que le han estafado de golpe hasta el último centavo, parece un anuario de los graduados de Goldman Sachs.
Casi todo el mundo conoce a los actores principales: Henry Paulson, el último secretario del Tesoro bajo la presidencia de George Bush; después de haber dirigido Goldman durante años fue el arquitecto de un plan sospechosamente incestuoso para trasvasar billones de dólares del Tesoro a una pequeña lista de sus viejos amigos de Wall Street. . Bob Rubin, secretario del Tesoro con Clinton; trabajó veintiséis años para Goldman antes de ser nombrado presidente de Citigroup, que a su vez obtuvo de Paulson un rescate de 300.000 millones de dólares de dinero público.
Está el gilipollas de John Thain, aquel jefe de Merrill Lynch que compró un juego de cortinas de 28.000 dólares y una alfombra de 87.000 para su despacho mientras su compañía se hundía en la quiebra. Antiguo banquero de Goldman, Thain consiguió de Paulson varios miles de millones de dólares para ayudar a que Bank of America salvara su pobre empresa. Y está también Robert Steel, goldmanita y antiguo director de Wachovia, que se repartió con sus compañeros ejecutivos 225 millones de dólares en paracaídas dorados mientras la compañía saltaba por los aires. Los presidentes de los bancos centrales de Canadá e Italia son exmiembros de Goldman, como lo es la cabeza del Banco Mundial, el director de la Bolsa de Nueva York, el actual jefe de gabinete del Tesoro, los últimos dos presidentes del Banco de la Reserva Federal de Nueva York (que por cierto se ocupa ahora de regular a Goldman), etcétera, etcétera, etcétera.
Cualquier intento de construir una narrativa alrededor de todos los goldmanitas que ocupan posiciones de influencia se vuelve en seguida un ejercicio absurdo y sin sentido: es como intentar hacer una lista de cosas que incluya todas las cosas. Lo que hay que entender es el plano general: los Estados Unidos dan vueltas alrededor de un desagüe, y Goldman encontró la manera de ser ese desagüe: una desafortunada laguna del capitalismo democrático occidental que nunca previó que, en una sociedad gobernada pasivamente por el libre mercado y las elecciones libres, la codicia organizada siempre derrotaría a la democracia desorganizada.
Fuente: Cleptopía. Matt Taibbi. Ediciones Lengua de Trapo. Madrid. 2011.
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