Lo que más evidente resulta al analizar los múltiples aspectos de la era del acceso es su carácter completamente teatral...

Lo que más evidente resulta al analizar los múltiples aspectos de la era del acceso es su carácter completamente teatral. Todo desprende teatralidad: su organización reticular, el marketing, las urbanizaciones de interés común, los destinos de entretenimiento, las ciudades temáticas, el turismo, la producción cultural y los mundos virtuales. En la era industrial, organizada para la transformación de recursos en productos, los seres humanos estaban dispuestos a aceptar las ideas darwinianas de la naturaleza como campo de batalla, y la vida como lucha por acumular sus escasos recursos. Al aferrarnos a pedacitos de naturaleza transformados en propiedad privada alcanzamos el más alto nivel evolutivo. En una era organizada en torno a la producción cultural y el consumo de experiencia de vida, la naturaleza se ve como un gigantesco escenario donde interpretar cualquier representación. Cuanto más polifacético sea uno, más acceso tendrá a la redacción de sus propios guiones.

La transformación del ser humano de trabajador productivo y consumidor informado en intérprete creativo supone un enorme cambio en nuestras relaciones sociales. Esto no quiere decir, desde luego, que en otros tiempos no se hubiese advertido la metáfora de la vida como teatro. Los seres humanos siempre se han servido del teatro para imitar la naturaleza y crear mundos simbólicos. Cuando el hombre primitivo se pintaba la cara, se tatuaba su piel, se mutilaba, se adornaba con plumas y pieles de otros animales, escenificaba elaborados rituales, coreografiaba danzas que recreaban la caza o el nacimiento de la naturaleza y enterraba con gran pompa a sus muertos estaba teatralizando su vida. «El nacimiento de un niño, la educación, la caza, el matrimonio, la guerra, la administración de justicia, las ceremonias religiosas y los ritos funerarios: todo acontecimiento de importancia para el hombre primitivo... era ocasión para un espectáculo puramente teatral», apunta el dramaturgo ruso Nicolas Evreinoff. La vida entera de un primitivo, afirma Evreinoff, era «una sucesión de “espectáculos”».

Los seres humanos están continuamente inmersos en un proceso de transformación, alterando su forma de ser, convirtiéndose en algo o alguien distinto. En las reuniones culturales, los escenarios sociales y los entornos de negocios, los seres humanos suspenden su incredulidad y representan un papel. La propia palabra persona procede del latín persona , que significa llevar una máscara.

 

Fuente: La era del acceso. Jeremy Rifkin. Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona. 2000.

 

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