Los liberales son una gran iglesia, como se dejó dicho en la introducción, pero lo que une a la mayoría de ellos es la aceptación de la concepción modernista de la libertad...

Los liberales son una gran iglesia, como se dejó dicho en la introducción, pero lo que une a la mayoría de ellos es la aceptación de la concepción modernista de la libertad. Los liberales de derecha, preocupados sólo de la realización formal de la libertad, se centran bastante explícitamente en la no-interferencia; desde luego, la mayoría lo hace. Y los de izquierda -quienes se preocupan por hacer efectiva la libertad, o por realizar la igualdad o el bienestar a la par que la libertad- parecen también, por lo común, poner sus ojos en la no-interferencia. John Rawls (1971) revela una preocupación por la libertad como no-interferencia, por ejemplo, cuando escribe: “sólo puede restringirse la libertad por mor de la libertad”. El supuesto de Rawls es que el derecho representa siempre una restricción de la libertad, lo que revela una concepción de la libertad que está en solución de continuidad con la de Hobbes y Bentham.

La concepción de la libertad como no-interferencia no sólo desplazó a la idea republicana en la nueva tradición liberal. Aparentemente, tuvo éxito también en dar este coup d’état, sin que nadie se apercibiera de la usurpación. Cuando Constant dictó su conferencia sobre la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos, sólo vio las alternativas de la libertad positiva, en particular, la libertad de participación democrática, y la libertad negativa, la libertad como no-interferencia. Y cuando Berlin vino a presentar sus propias cavilaciones retrospectivas sobre estos asuntos, pudo sugerir que quienes estaban desvinculados de la libertad positiva, estaban invariablemente en las filas de la tradición hobbesiana. “El derecho es siempre una “prisión” “, dijo al exponer su enfoque, “aun si les protege a ustedes de verse sujetos a cadenas más pesadas que las del derecho, digamos al despotismo arbitrario y al caos” (Berlin 1958). La libertad como no-dominación -la libertad republicana- no sólo se perdió para los pensadores y los activistas políticos; llegó incluso a hacerse invisible para los historiadores del pensamiento político.

 

Fuente: Republicanismo. Philip Pettit. Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona. 1999.

 

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