Los seres humanos estamos hechos para caminar...

Los seres humanos estamos hechos para caminar. Somos bípedos, organismos erectos con cuerpos diseñados para la locomoción. Caminar es un comportamiento complejo que precisa de la integración funcional de una enorme experiencia sensorial y motora; ejercita nuestros cerebros y nuestros sistemas musculoesqueléticos. Consideremos el equilibrio, que es sólo un componente del acto de caminar. El cerebro necesita muchísima información para mantener el equilibrio del cuerpo inconscientemente y sin esfuerzo cuando cambia de postura o se mueve por superficies irregulares en un campo gravitatorio. Depende en parte de un mecanismo del oído interno responsable del sentido de la orientación en un espacio tridimensional; si este mecanismo falla, la persona no puede mantener el equilibrio. Pero además de esta información del oído, el cerebro depende de la percepción visual y de la información proporcionada por otros sentidos para mantenernos equilibrados; depende de los receptores táctiles que le hacen saber qué parte del cuerpo está en contacto con la tierra, y de los propioceptores de los músculos, tendones y articulaciones, que lo mantienen continuamente informado de la posición exacta de cada parte del cuerpo en el espacio. La obstrucción de cualquiera de estos canales provoca tambaleos, inseguridad o caída. Toda esta información es procesada en el cerebro por el cerebelo, que la usa para coordinar las reacciones musculares a las siempre cambiantes exigencias de la locomoción.

Cuando caminamos, el movimiento de las extremidades tiene forma cruzada: movemos al mismo tiempo la pierna derecha y el brazo izquierdo, después la pierna izquierda y el brazo derecho. Este tipo de movimiento genera en el cerebro una actividad eléctrica que tiene una influencia armonizadora en todo el sistema nervioso central, lo cual es un beneficio especial de caminar que no se obtiene necesariamente de otros tipos de ejercicio. El doctor Fulford, el anciano osteópata que fue el primero en enseñarme los principios básicos de la curación, creía que este movimiento cruzado es necesario para el desarrollo normal y el funcionamiento óptimo del sistema nervioso. Cuando los bebés comienzan a gatear, este movimiento les estimula aún más el desarrollo del cerebro. Muchas veces oí al doctor Fulford decirles a los pacientes adultos que gatearan para acelerar la recuperación de sus lesiones. “Vuelva a ese sencillo movimiento y ayudará al sistema nervioso a superar cualquier bloqueo”, solía decir. El doctor Fulford, resplandeciente ejemplo de salud a sus noventa y tantos años, no va a clases de aeróbic ni hace ejercicios en aparatos; camina.

Así pues, mis consejos y mis comentarios sobre el ejercicio los voy a reducir a una palabra: ¡Camine! En mi opinión, caminar es la forma de actividad física más saludable, la que tiene la mayor capacidad para mantener en buen funcionamiento el sistema sanador y aumentar la probabilidad de curación espontánea en caso de enfermedad.

Caminar satisface todas las necesidades del ejercicio aeróbico que tiene el cuerpo, si se hace de manera que aumente suficientemente los ritmos cardiaco y respiratorio. Para un ejercicio aeróbico ideal, las caminatas deben durar 45 minutos y recorrer 4,5 kilómetros durante ese tiempo. Si no se aceleran los ritmos cardiaco y respiratorio al final de los 45 minutos, trate de caminar más rápido una parte del tiempo o busque pendientes largas y graduales para subir. Pero tenga presente que no camina sólo para hacer ejercicio aeróbico; también lo hace por los beneficios neurológicos del movimiento cruzado de las extremidades combinado con los estímulos visuales, táctiles y propioceptivos. Durante el día se pueden obtener estos beneficios con caminatas cortas, como también con caminatas aeróbicas largas, y se pueden aumentar estos beneficios acentuando el balanceo de los brazos de tanto en tanto. Trate también de coordinar el balanceo de los brazos con la respiración.

En mi vida he experimentado con muchas formas de ejercicio, y siempre vuelvo a la caminata, a la que considero la mejor. Cuando me haga mayor creo que este será el ejercicio en que confiaré para mantener en buena forma mi cuerpo, mi mente y mi sistema sanador.

 

Fuente: La Curación Espontánea. Dr.Andrew Weil. Ediciones Urano.Barcelona.1995.

 

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