Mi aportación a la cultura catalana... Sería eso, en última instancia: una pequeña ayuda...
Mi aportación a la cultura catalana... Sería eso, en última instancia: una pequeña ayuda a la vasta y paciente tarea de ir despertando o afirmando en la gente el gusto por la libertad del espíritu. Espera: en vez de “gusto por”, escribe “necesidad de”... La fórmula resulta ampulosa. Tampoco a mí me agrada. Búscale tú mismo una equivalencia más directa, en la que el vocablo “espíritu”, tan capcioso, no entre en juego. Pero ya sabes lo que quiero decir... Una tarea vasta y paciente... Es de aquellas que debemos recomenzar cada día: contra nuestras rutinas y nuestras obcecaciones, contra los engaños sistemáticos de que somos víctimas, contra tantas y tantas rémoras más... Bien mirado, si un intelectual, si un escritor no trabaja en tal sentido, ¿de qué puede servir? Yo, por lo menos, me pongo en esa línea... Que es, afortunadamente, la de muchos de nuestros colegas... Digamos una preferencia: la temática “civil”. “Civil”. El eufemismo apenas lo es. Los problemas vivos de “nuestra” sociedad, de “mi” sociedad, empezando por el hecho mismo de la consistencia que tenemos o tengamos como grupo identificable y aparte, se me imponían en primer término... Dios sabe cuantas cuartillas habré escrito sobre ello. Y lo que te rondaré, morena. Mientras haga falta, claro. Lo malo es que... Sí, lo que no se publica de inmediato. Pero todo se andará. Confiemos en el tiempo, que es mudable... ¿Qué te parece un libro que se titule
Análisis de nacionalismo español?... ¿Dices que mi actividad ha ido polarizándose, o “ensanchándose”, hacia una articulación diríamos que política? ¡Ni lo pienses! No tengo madera de político. Soy incapaz de meterme en esos berenjenales: me faltan condiciones, ánimo y ambición. Lo que ocurre es que, de noche, todos los gatos son pardos, y en las situaciones de oscuridad, o de penumbra, como la actual, cualquiera que diga esta boca es mía se convierte automáticamente en una especie de amenaza pública... Tal vez uno sea una amenaza, pero ¿para quién?, ¿y por qué?... ¿Dices que por haber levantado la liebre de una “cuestión valenciana”?... Perdona: yo no me he inventado nada. Eso estaba ahí, visible y tangible. No era ninguna novedad. Mi intervención se limitó, se limita a volverlo a traducir en términos de una cierta crudeza... ¿Con insolencia? No. Si he usado o abusado del sarcasmo, ha sido sólo frente a temas subalternos, epiteliales, anecdóticos. Hubo quien se rasgó virtuosamente las vestiduras, por estas cosas. El espectáculo fue curioso. Pero la intención estaba clara: desviar la atención del vecindario. Desviarla del fondo del asunto, que son problemas de economía, de política, de lengua, de cultura. Y sobre ello he procurado escribir con la mayor objetividad, con todo el rigor de que soy capaz. No he pretendido “definir” ni “pontificar”. Soy demasiado escéptico para entregarme a tales ingenuidades. Con mis libros acerca del particular, únicamente aspiro a que mis paisanos reflexionen sobre ellos mismos, sobre su circunstancia social, sobre su futuro. Que abran los ojos a la realidad... Contra las apariencias, así es: hay muchos, muchísimos valencianos intoxicados de ilusión...
Fuente: De viva veu. Entrevistes (1952-1992). Joan Fuster. Editorial Afers. Catarroja(País Valencià). 2003.
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