Petrini establece, entre otros, cinco cargos contra la profesión de los economistas...
Petrini establece, entre otros, cinco cargos contra la profesión de los economistas que se enumeran a continuación:
1. Los economistas yerran continuamente en sus previsiones, lo que denomina “la feria de las previsiones erróneas”, de las que el FMI es uno de los ejemplos más permanentes.
2. Han perdido el contacto con la realidad. Tienen una sobredosis de matemáticas. Los físicos, habitualmente discretos y poco inclinados a los medios de comunicación, han sacado del bolsillo el dedo que señala y subrayan los defectos de quienes practican una ciencia social imperfecta. Uno de ellos, Jean-Philippe Bouchaud, escribió un artículo incendiario en la revista de referencia
Nature, cuyo inicio es arrollador: “En comparación con la física se puede decir que los éxitos cuantitativos de la economía son decepcionantes. Los cohetes llegan a la luna, se extrae la energía del átomo, los satélites permiten que millones de personas encuentren el camino a casa. ¿Cuál es el resultado representativo de la economía, si dejamos a un lado la recurrente incapacidad para predecir y evitar la crisis, incluso el actual
credit crunch (contracción del crédito) mundial?”.
3. Han creído demasiado en el dios Mercado. Cita a Alan Greenspan, el anterior presidente de la Reserva Federal, al que califica de “el mercadista”, que opinaba: “Con la excepción de algunos espasmos financieros como el de octubre de 1987 o las insidiosas crisis de 1997-1998, los mercados parecen capaces de ajustarse sin grandes sobresaltos de una hora a la siguiente, de un día al otro, como si estuvieran guiados por “una mano invisible internacional”, parafraseando a Adam Smith”.
4. Tienen demasiado poder. En los últimos 20 años se ha presenciado una especie de “dictadura” de los economistas y de sus palabras. El debate público ha estado dominado por la jerga de los economistas: términos como “rigor”, “recorte del gasto público”, “lucha contra la inflación” se convirtieron en imperativos categóricos.
5. Son incapaces de comunicar. ¿Acaso saben los economistas hablar a la gente? ¿Consiguen hacerse entender? ¿Son capaces de comunicar al ciudadano de a pie los esfuerzos que hacen encerrados en sus “laboratorios”, o más bien sus debates son accesibles tan solo a los iniciados y a los expertos? Petrini cita a una gurú de la comunicación que plantea un asunto sobre el que sospechan muchos ciudadanos: ¿conocen de verdad los economistas lo que dicen, saben de lo que hablan? Ello sugiere una duda maliciosa: como los fenómenos son complejos, su evolución a menudo caótica, las variables difíciles de identificar y de valorar, y además hay muchas zonas opacas, puede suceder también que algunos economistas comprendan menos de lo que quieren hacernos creer. Escriben o hablan de lo que no entienden del todo.
Fuente: La economía del miedo. Joaquín Estefanía. Galaxia Gutenberg.Barcelona.2011.
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